Expresión de los Sentimientos
Les invito a continuar reflexionando sobre los sentimientos, tema fundamental en la vida del hombre. Los sentimientos forman la trama de nuestra vida como seres humanos. Pienso que fue muy fuerte la influencia de la filosofía que nos convenció que el hombre es un animal racional y como tal, es gobernado por la razón en todos sus actos. Pero se olvidó, y hoy las ciencias del hombre lo están recordando e insisten en, que el hombre es un ser relacional, lleno de sentimientos que no pueden ser ignorados, por el papel tan importante que desempeñan en nuestra vida y de manera especial en nuestras relaciones. Como cristianos debemos dejarnos mover por la compasión y llenarnos de ternura; debemos agitarnos de ira, batallar con la impaciencia y cultivar la alegría; debemos anhelar y desear, sentir dolor y llorar; debemos saber lo que es amar a Dios y al hermano. Reflexionaremos sobre una serie de sentimientos que nos llevan a crear relaciones difíciles con las demás personas, si no las superamos con el perdón.
Jesús y las emociones humanas
No podemos convertir a Jesús que conoció el sentimiento humano, en un salvador estoico. No debemos minimizar los relatos de sus expresiones emocionales buscando una excusa para nuestra evasión emocional. Los relatos sobre Jesús nos muestran que El tenía una capacidad de sentir profundamente y que podía expresar sus sentimientos con una libertad exenta de vergüenza y de turbación. Su encuentro con su amigo Lázaro, con la madre del hijo muerto y que resucitó, con los fariseos, a quienes llamó sepulcros blanqueados, con algunas mujeres, etc. Se puede sentir en sus palabras el anhelo y el ansia que mueve cada músculo de su cuerpo. Conoció el dolor y la desilusión del rechazo, la angustia de la tristeza, se estremeció hasta las lágrimas. Se dejó agitar de ira, luchó contra la impaciencia y cultivó momentos de alegría y emoción. Expresó compasión y su rostro se dulcificó con la ternura. Supo lo que es amar, lo que es la amistad y la traición. Los evangelios presentan a Jesús con un dominio absoluto sobre sus emociones y sentimientos, los cuales nunca fueron un obstáculo en su camino hacia el Padre y en la realización de su misión, sino una ayuda más preciosa para realizar su camino acá en la tierra.