Por sus heridas hemos sido sanados
En toda herida hay un aspecto exterior, que corresponde a los hechos, y un aspecto interior, que corresponde al significado o peso que damos a esos hechos. En la vida y el ministerio de Jesucristo encontramos claves fundamentales no sólo para sanar lo que nos ha sucedido sino para no dejarnos herir. No se trata de un blindaje ni de aplastar a otros sino de una comprensión profunda de la miseria humana y la misericordia divina.