76.1. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
76.2. La constancia misma que Dios te ha regalado en la consignación de estas palabras es una señal que no debes desdeñar. Ningún proyecto estrictamente tuyo de esta naturaleza alcanzó ni la mitad de lo que ahora puedes ver que hemos hecho. Es motivo para que le des gracias a Dios, porque, has de creerme, esto que tú estás viviendo, aunque parezca excepcional en este momento, en cierto sentido tendría que ser la vida normal y común de la Iglesia Peregrina. ¿No es normal y común que, si un mismo Dios nos ha creado y nos ha comunicado su gracia, nos gocemos en alabarle a una voz y en todo procuremos unirnos más y más a su amor inconmensurable?