La Palabra Impronunciable

Maniquíes¿Cuál es la Palabra Impronunciable de nuestro tiempo? ¿Cuál será? ¿Una grosería de baja estofa? ¿Una blasfemia terrible? ¿Una obscenidad burda? Nada de eso; todo eso es “pronunciable” y todo eso brota por todas partes en nuestra sociedad liberal y secular.

Haz en cambio esta prueba: di en voz alta que la inteligencia del hombre es genética y neurológicamente distinta de la inteligencia de la mujer. O di que en las razas humanas hay diferencias, y que lo que es más fuerte en unas no lo es en otras. O di que no todas las llamadas “culturas” son equivalentes. O di que no da lo mismo creer en Cristo que seguir las enseñanzas de Buda o los escritos de Mahoma. Si pronuncias la palabra “diferencia,” no en el sentido liviano de “variación” sino en el sentido primero y directo de realidades que no son ni van a ser lo mismo, seguro que vas a tener problemas.

Todo ello configura a la palabra, o por lo menos el concepto de “diferencia,” como un tabú, tal vez el primer gran tabú del siglo XXI. Cosa que es paradójica porque se supone que todo en nuestra sociedad habla de “pluralismo” y de “multiculturalidad.” Estamos en un mundo que se regocija en la pluralidad pero que en el fondo quiere que las diferencias no marquen nada sustancial.

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