Servir a Dios (1 de 3)

Vamos a mirar esa expresión tan sencilla: “Servir a Dios.” Notemos que el primer título que la Iglesia le dio a Nuestro Señor Jesucristo fue precisamente el de Siervo, el de Sevidor, y hay una razón para esto.

En el libro del profeta Isaías hay unos textos muy hermosos, que se encuentran en los capítulos 42, 47, 49 y 52, y esos textos son unos cánticos que se llaman los cánticos del Servidor, los cánticos del Siervo o Servidor, de aquel que sirve a Dios.

Los cánticos del Siervo de Yavé son una descripcion de lo que significa realmente entrar en el servicio de Dios.

Y es muy interesante que los primeros cristianos lo que pudieron reconocer ante todo en Nuestro Señor Jesucristo es que esa imagen del Siervo de Yavé, esa imagen del Servidor de Dios, se manifestaba con especial claridad en su vida, pero mucho más aún en su muerte.

Y es que es muy interesante. Si ustedes van, por ejemplo, a ese capítulo 52 de Isaías, versículo 13, -que lo leemos los Viernes Santos-, y versículos siguientes; ahí aparece un largo y hermoso texto sobre el Siervo de Yavé.

Pero lo más interesante es que este Servidor de Yavé, este Siervo del Señor, realiza su servicio incluso a través de su dolorosa Pasión y de su propia muerte.

Este cántico de Isaías es impresionante, es el cuarto cántico del Siervo, y me interesa que lo tengamos presente porque ahí se retrata Jesús, ahí se retrata la Pasión de Jesús, y ahí se retrata lo que signfica entregarse a Dios para servirlo con todas sus consecuencias.

Pienso que para nosotros, en Sanctus, ese cuarto cántico del Siervo de Yavé, que se encuentra en Isaías capítulo 52, versículo 13, hasta capítulo 53, versículo 12; es el fragmento que retrata maravillosamente a Jesucristo; retrata lo que es el servicio que Él le prestó a Dios, y nos cuenta también lo que significa servir a Dios, para que lo tengamos presente nosotros.

Los primeros cristianos vieron en la vida de Cristo la realizacion de eso que aparecia en los cánticos del Siervo, y por eso llamaban a Jesus el Santo Siervo de Dios.

¿Qué podemos aprender nosotros de estos cánticos? ¿Qué es lo que aparece ahí? Lo que aparece es la unión entre el amor y la obediencia.

Podemos decir que las dos caras del servicio a Dios, el amor y la obediencia, son complementarias. No es un amor sin obediencia, tampoco es una obediencia sin amor.