Vamos a mirar esa expresión tan sencilla: “Servir a Dios.” Notemos que el primer título que la Iglesia le dio a Nuestro Señor Jesucristo fue precisamente el de Siervo, el de Sevidor, y hay una razón para esto.
En el libro del profeta Isaías hay unos textos muy hermosos, que se encuentran en los capítulos 42, 47, 49 y 52, y esos textos son unos cánticos que se llaman los cánticos del Servidor, los cánticos del Siervo o Servidor, de aquel que sirve a Dios.