Las otras formas de lenguaje (2)

Continuamos aquí las reflexiones iniciadas hace unos días.

2. Palabras extrañas de Jesús

Dejemos sin discusión las respuestas anteriores y abordemos más bien la pregunta desde un enfoque diferente.

Con bastante fecuencia vemos a Jesús usar parábolas. Usualmente pensamos en ellas como recursos pedagógicos para exponer de manera sencilla y fácil de recordar las verdades fundamentales de la predicación. En este sentido leemos en una Enciclopedia Católica online:

La parábola es una breve comparación basada en una experiencia cotidiana de la vida, cuyo fin es enseñar una verdad espiritual. No son fábulas ni alegorías porque se basan en un hecho o una observación real o por lo menos verosímil. Jesús utilizó parábolas frecuentemente para enseñar las verdades mas elevadas en una forma que estuviese al alcance de todos. Su enseñanza contrastaba por su sencillez y sus imágenes con el estilo complejo de los antiguos filósofos.

Ese enfoque no explica, sin embargo, un par de cosas. Por ejemplo, Jesús usa parábolas en las discusiones con sus adversarios. Algunos de ellos eran escribas y letrados, ¿en realidad las parábolas eran sólo una forma de poner a su alcance verdades que de otro modo no captarían? Un caso representativo sería el de los arrendatarios de la viña, en Lucas 20, 9-18.

Además, cuando los discípulos le preguntan que por qué les enseña en parábolas, la respuesta del Señor no es lo que uno llamaría “pedagógica”:

Es que a vosotros se os ha dado el conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene se le dará y le sobrará; pero a quien no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden. En ellos se cumple la profecía de Isaías: “Oír, oiréis, pero no entenderéis, mirar, miraréis, pero no veréis” (Mateo 10,11-14).

La pregunta sería: ¿qué clase de comunicación se propone tener Cristo con la gente de su tiempo? Y luego: ¿qué tan útil es el término “claridad” para describir el lenguaje de Cristo? Y finalmente: ¿qué podemos aprender nosotros, y la Iglesia de nuestro tiempo, de ese modo singular de Cristo al usar la palabra?