6. ¿Una Vida Perfecta?
Nuestra búsqueda de lo bello y lo placentero puede conducir a extremos paranoicos. Hay papás obsesionados con dar a sus hijos una educación que sea perfecta, una salud que nunca falle, un entorno donde nada pueda perturbarles. En la persecución de este ideal terminan aislando a los niños de todo lo que pueda ser feo, duro, preocupante o doloroso. Los frutos de este modo de obrar son más que cuestionables. Parece que lo feo es importante y que vivir en una burbuja rosada no funciona.
En ese punto creo que estemos todos de acuerdo. Más difícil es determinar cuál es la medida “pedagógica” de fealdad que hará bien a las mentes jóvenes.