3. Tendencias reduccionistas en el estudio de la inteligencia
Las visiones clásicas ven en la inteligencia una diferencia, o mejor, la diferencia esencial de nuestro ser humano, que por eso puede definirse propiamente como “animal racional.” Esto no significa que obremos siempre racionalmente, por supuesto, sino que estamos en la capacidad de estar ante el mundo de un modo que no es posible a ninguna otra especie viviente. De esta postura pueden seguirse luego comportamientos nobles o crueles, acciones heroicas o mezquinas, una santidad deslumbrante o una vida asquerosa y baja. Pero ni el santo ni el truhán podrían serlo sin esa capacidad raizal o facultad que consiste en mirar las cosas no sólo en cuanto me afectan sino en lo que son en sí mismas, en su “de suyo,” como diría Zubiri. Porque conozco el “de suyo” de la pólvora puedo hacer un arma asesina o un túnel que alivia la economía de miles de pobres.