No voy a decir que siento pesar por el hundimiento de la Constitución Europea porque no lo siento. El domingo pasado Francia ha dicho “NO” y eso significa que por ahora no hay Constitución. Si bien, como proyecto, es de lo más grande e interesante que se ha gestado en Occidente en las últimas décadas, es claro que no es suficiente ser grande para ser bueno, así que no haré luto.