No todo se irá en la forma (4 de 7)

¿Sólo un “recurso literario”?

El razonamiento de Lohfink es que si María aparece preguntando: “¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?” (Lc 1,34), tal pregunta en primer lugar no es de María sino de Lucas, que es quien escribe el relato; y en segundo lugar, no es una pregunta que esté al servicio de informarnos sobre las decisiones privadas de María, o de ella y José, sino que está al servicio de un esquema preexistente que Lucas encuentra ya hecho y que sigue fielmente como un instrumento para contarnos lo que sí es esencial a sus ojos, a saber, quién es Jesucristo.

En el “esquema de vocación” tiene que haber una objeción, que viene de parte del ser humano; como el ser humano aquí es María, es ella la que pone esa objeción, es decir: es Lucas quien pone en labios de María tal objeción para que el esquema se cumpla, para que el guión sea obedecido.

Como la objeción es un elemento puramente formal, no nos dice nada de la vida de María y es pérdida de tiempo tratar de sacarle lo que no tiene. Si a usted le interesa ese tema, que es parte de la privacidad de María y José, puede recurrir a la costumbre, la imaginación o el sentido común, pero no a la Escritura. Si se guía por la costumbre católica, dirá que Jesús no tuvo papá humano; si se guía por lo que parece más admisible al sentido común, dirá, como dice Llano, que Jesús fue hijo de José. Supuestamente esto no destruye la intención de Lucas y por consiguiente no destruye el hecho de la revelación. Llano considera que se puede ser católico y decir lo que él dice.

Hay varias cosas que llaman la atención en este modo de razonar. Primero, la tremenda, yo diría excesiva, importancia que cobra la forma literaria, hasta dictar que se digan cosas tan serias que podrían pasar por eventos, aunque luego debamos negar que lo sean. Para el caso: cuesta trabajo imaginar que alguien fabrique objeciones tan polémicas con respuestas tan profundas sin que nada de eso en realidad afirme ni niegue nada; todo sólo para que se salve la forma.

Tratemos de mirar el razonamiento de Lohfink con buena voluntad: Lucas está escribiendo y, para que se cumpla la forma, necesita que María ponga una objeción. Pero, ¿es realmente una objeción lo que dice María? Se le anuncia que será mamá y ella pregunta que cómo será mamá. ¿De veras es eso una objeción? Si se compara con los ejemplos que Lohfink mismo aporta, los de Moisés y Jeremías, ¿es objeción que María diga que es virgen? ¿Se opone acaso eso a la vocación a la que está siendo llamada?

Sólo se opone si afirmamos o negamos algo sobre ella misma, por ejemplo, si afirmamos que había en ella un propósito de virginidad. Pero Lohfink cree que eso no es posible afirmarlo a partir del texto. Si no se puede afirmar nada sobre el “personaje” María en la forma literaria que usa Lucas, ¡qué personaje tan pobremente construido! En efecto, esta María resulta diciendo una objeción que, como se supone que no indica nada sobre ella misma, deja entrever que el niño vendría al mundo como los demás niños. Un personaje que deja esto supuesto no tiene por qué preguntar cómo vendrá su hijo. O el personaje del relato lucano tiene una razón para no ver obvia su maternidad o tal personaje no está poniendo en realidad una objeción y entonces es muy pobre la construcción literaria o estamos frente a algo que no es la forma de que habla Lohfink.

De manera que afirmar que hay algo que se llama “esquema de vocación,” y que ese algo está gobernando este relato, resulta incoherente pues, aun suponiendo ese esquema, el texto se vuelve incomprensible o autocontradictorio con una objeción que no lo es. ¿Sí será que la pregunta de María es puro y solo recurso literario?