Se nos fue Jesús Abello.
Recuerdo desde aquí con inmenso cariño a ese hombre que, en su sencillez, supo abrir su corazón a la generosidad.
Un hombre que supo ser entusiasta en ratos inolvidables de alegría y paciente en horas de dolor. Amplio en su abrazo y también en la capacidad de acoger siempre a su mesa o en su casa a quienes pudieran recibir de sus bienes, de su palabra o de su tiempo.