Entre semana, tenemos la oración de la mañana a las 7:10 am y luego la Eucaristía a las 7:25 am. Siempre hay predicación en la Misa, pero siempre tratan de que sea muy breve, es decir, de 3 a 6 min. Para mi gusto, esto resulta demasiado corto. Yo me acuerdo de un padre de nuestra Comunidad, Tiberio Polanía, que decía que nosotros los sacerdotes hablábamos mucho del afán de la gente, pero casi siempre los afanados éramos más bien nosotros. Muchas personas, como las amas de casa y hombres mayores que llegan a una misa de siete y pico de la mañana quizá tienen más hambre que afán. Pero el hecho es que la predicación se hace breve, lo cual tiene su ventaja también. Cuando uno sabe que tiene poco tiempo trata de ir a lo esencial y se esfuerza por dejar algo muy definido en la mente de los oyentes. Y en cualquier caso, ¡qué bendición que estos hermanos prediquen cada día!