Hablemos del horario

Entre semana, tenemos la oración de la mañana a las 7:10 am y luego la Eucaristía a las 7:25 am. Siempre hay predicación en la Misa, pero siempre tratan de que sea muy breve, es decir, de 3 a 6 min. Para mi gusto, esto resulta demasiado corto. Yo me acuerdo de un padre de nuestra Comunidad, Tiberio Polanía, que decía que nosotros los sacerdotes hablábamos mucho del afán de la gente, pero casi siempre los afanados éramos más bien nosotros. Muchas personas, como las amas de casa y hombres mayores que llegan a una misa de siete y pico de la mañana quizá tienen más hambre que afán. Pero el hecho es que la predicación se hace breve, lo cual tiene su ventaja también. Cuando uno sabe que tiene poco tiempo trata de ir a lo esencial y se esfuerza por dejar algo muy definido en la mente de los oyentes. Y en cualquier caso, ¡qué bendición que estos hermanos prediquen cada día!

Luego de la Misa tenemos el desayuno. Es un típico desayuno de esos de cereal y leche, de pronto algo de café y una rebanada de pan con mermelada. Ya empieza uno a extrañar unos buenos huevitos o un platico de “calentao”, peor, en fin… resignación.

Hay que notar que el desayuno no es tomado propiamente como una “comida”, es decir, no es un acto de comunidad y de hecho mucha gente no desayuna o se limita a tomar a lo largo de la mañana alguna cosa.

A las 12:40 rezamos el oficio de lectura y la hora intermedia. Luego viene el almuerzo, a la 1 pm, que es como la comida más formal del día. Es un estilo muy familiar. Las mesas son para 6 o 7 personas y se ven frailes de todas las edades, aunque obviamente con primacía de la gente mayor. Hay una atmósfera general de fraternidad sin que falten las personas que no saludan a nadie, o que sólo saludan a los de su edad o su Provincia.

Por la tarde, a las 6:00 pm, tenemos la oración de la tarde. Estas oraciones son muy sencillas y ágiles. No hay muchos cantos y todo va en un mismo tono. Puede parecer por eso “monótono”, pero tiene la ventaja de que en realidad no cansa. Los frailes asisten con regularidad pero hay también a quienes nunca veo en la oración o a quienes veo siempre como fatigados. Eso en parte me cuestiona. ¿El amor decrece con el tiempo? ¿Llega la gente no a perfeccionar su amor sino a cansarse de él? ¿Es igual en los amores “divinos” que en los “humanos”?

La comida es liviana (demasiado liviana, y demasiado temprano para mi gusto). Hacia las 9:30 pm tenemos las completas, última oración de la noche. Es bonito ver que, así como se puede dar ese “aburrimiento” de que hablé antes, así también uno encuentra religiosos a los que siente muy sinceros, sin ostentación ni presunción alguna.

La acostada, lo mismo que la levantada, es a criterio de cada cual.