La reproduccion de estos textos y archivos de audio, para uso privado o publico, esta permitida, aunque solamente sin fines de lucro y citando la fuente: http://fraynelson.com/homilias.html.
Sobre las fechas y horas de publicación de estas oraciones mira aquí
Ten presente en tus intenciones de este día:
Haz click en los nombres para ver más información:
Es un jovencito romano de sólo 14 años, que fue martirizado por declararse creyente y partidario de Nuestro Señor Jesucristo.
Dicen que su padre murió también como Mártir, y que la mamá recogió en unos algodones un poco de su sangre. La guardó en un relicario de oro, diciéndole al niño: "Este relicario lo llevarás colgado al cuello cuando demuestres que eres tan valiente como lo fue tu padre".
Un día, Pancracio volvió de la escuela muy golpeado pero muy contento. La mamá le preguntó la causa de aquellas heridas y de la alegría que mostraba.
El jovencito le respondió: "Es que en la escuela me declaré seguidor de Jesucristo, y todos esos paganos me golpearon para que abandonara mi religión".
"Pero, yo deseo que de mí se pueda decir lo que el Libro Santo afirma de los Apóstoles: 'En su corazón había una gran alegría, por haber podido sufrir humillaciones por amor a Jesucristo' "
Al oír esto, la buena mamá tomó en sus manos el relicario con la sangre del padre martirizado, y colgándolo al cuello de su hijo, exclamó emocionada: "¡Muy bien! Ya eres digno seguidor de tu valiente padre".
Como Pancracio continuaba afirmando que él creía en la divinidad de Cristo y que deseaba ser siempre su seguidor y amigo, las autoridades paganas lo llevaron a la cárcel, lo condenaron y decretaron pena de muerte contra él.
Cuando lo conducían hacia el sitio de su martirio en la vía Aurelia, a dos kilómetros de Roma, varios enviados del gobierno llegaron a ofrecerle grandes premios y muchas ayudas para el futuro, si dejaba de decir que Cristo es Dios.
El joven proclamó con toda la valentía, que él quería ser creyente en Cristo hasta el último momento de su vida. Entonces, para obligarlo a desistir de sus creencias, empezaron a azotarlo ferozmente mientras lo llevaban hacia el lugar donde lo iban a martirizar.
Sin embargo, mientras más lo azotaban, más fuertemente proclamaba él que Jesús es el Redentor del mundo. Varias personas, al contemplar este maravilloso ejemplo de valentía, se convirtieron al cristianismo.
Al llegar al sitio determinado, Pancracio dio las gracias a los verdugos, porque le permitían ir tan pronto a encontrarse con Nuestro Señor Jesucristo en el Cielo.
Invitó a todos los allí presentes a creer siempre en Jesús a pesar de todas las contrariedades y de todos los peligros.
De muy buena voluntad se arrodilló y colocó su cabeza en el sitio donde iba a recibir el hachazo del verdugo. Más parecía sentirse contento que temeroso al ofrecer su sangre y su vida por proclamar la fidelidad a la verdadera religión.
Allí, en Roma, se levantó un templo en honor de San Pancracio. Por muchos siglos las muchedumbres han ido a venerarlo y admirarlo en ese templo.
Porque, él es el glorioso ejemplo de un valeroso muchacho de 14 años que supo ofrecer su sangre y su vida por demostrar la fe en Dios y el amor a Jesucristo.
San Pancracio, ruégale a Dios por nuestra juventud que tiene tantos peligros de perder su fe y sus buenas costumbres.
Medellín, Colombia (1982) - Eres bendecida por el Señor pues atendiste con prisa su llamado y te entregaste a Él dandole prioridad en tu vida. Bendiciones. Clara Inés.
Cambridge, Canadá (1972) - Nuestra vida ha estado llena de retos y triunfos y todo tipo de incidentes y hemos podido salir adelante y la mano de Dios ha estado presente para socorrernos, incluso sin nonsotros quererlo aceptar, pero Él nunca nos abandonó y nos dio fuerzas y seguimos adelante.
Creo que estuvo en el plan de Dios el hacer que nuestras vidas se encontraran.
Lo que he podido conseguir estando a tu lado nunca lo hubiese podido conseguier ni solo, ni con nadie mas y todo se lo agradezco a Dios.
Líbano-Tolima, Colombia (2002) - Te quiero... Kevin (nieto): Aunque tengo pocos recuerdos de ti y a mi corta edad me haces falta y te llevaste un poco de mi cariño el cual no está muerto.
En aquellos días, zarpamos de Troas rumbo a Samotracia; al día siguiente salimos para Neápolis y de allí para Filipos, colonia romana, capital del distrito de Macedonia. Allí nos detuvimos unos días. El sábado salimos de la ciudad y fuimos por la orilla del río a un sitio donde pensábamos que se reunían para orar; nos sentamos y trabamos conversación con las mujeres que habían acudido. Una de ellas, que se llamaba Lidia, natural de Tiatira, vendedora de púrpura, que adoraba al verdadero Dios, estaba escuchando; y el Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo. Se bautizó con toda su familia y nos invitó: "Si estáis convencidos de que creo en el Señor, venid a hospedaros en mi casa." Y nos obligó a aceptar.
El Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo (Hechos 16,11-15)
Salmo
Cantad al Señor un cántico nuevo, / resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; / que se alegre Israel por su Creador, / los hijos de Sión por su Rey. R.
Alabad su nombre con danzas, / cantadle con tambores y cítaras; / porque el Señor ama a su pueblo / y adorna con la victoria a los humildes. R.
Que los fieles festejen su gloria / y canten jubilosos en filas, / con vítores a Dios en la boca; / es un honor para todos sus fieles. R.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando venga el Defensor, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo. Os he hablado de esto, para que no tambaleéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho."
El Espíritu Santo nos envía hacia Jesucristo, dándonos fuerza para perseverar en medio de las dificultades, amándolo con la mas profundo y tierno de nuestra devoción 16 min. 53 seg.
El plan de los Hechos de los Apóstoles está en las palabras de Cristo: "Seréis mis testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaría, y hasta los confines del orbe." Pero el libro queda incompleto porque lo tienen que completar nuestros hechos de Evangelio y de evangelización. 4 min. 28 seg.
Sucede la evangelización cuando hay sintonía entre la predicación exterior (del apóstol) y la predicación interior (del Espíritu Santo). 4 min. 41 seg.
El Espíritu Santo busca llegar a lo profundo de nuestros corazones, iluminar nuestra inteligencia y mover nuestra voluntad de forma amorosa y potente hacia Cristo. 4 min. 20 seg.
Cristo anuncia los extremos a que llegará la maldad contra sus discípulos y así los dispone a reconocer que Dios sigue siendo Dios también en los tiempos duros. 3 min. 30 seg.
El testimonio del Espíritu Santo nos confirma en la verdad, sucede solemnemente en cada corazón, públicamente para toda la Iglesia e irreversiblemente para todos los siglos. 5 min. 9 seg.
A pesar de que sea imprudente y pueda perderlo todo debo pronunciarme a favor de Cristo, pero no son mis fuerzas, es la gracia del Espíritu Santo quien da testimonio de Jesús a través mío. 6 min. 56 seg.
El Espíritu de la verdad destruye mentiras, nos permite ver nuestra propia realidad y descubrir lo que no queríamos saber de nosotros mismos. 6 min. 14 seg.
Necesitamos el testimonio, la presencia, la acción y la gracia del Espíritu Santo en nosotros para llevarnos a la conversión y para reflejarlo exteriormente afianzándonos y sosteniéndonos para no agrietarnos. 5 min. 0 seg.
Hay ocasiones en que por cobardía o por confusión nuestro testimonio se vuelve débil e inconstante por lo que necesitamos recibir el testimonio del Espíritu Santo. Pidámosle a Él también que nos revele la verdad sobre Jesucristo. 5 min. 32 seg.
Ser cristiano significa recibir el torrente de verdad y de amor del Espíritu Santo para conocer a Jesús y su Evangelio y al tener esta experiencia del Señor poder darlo a conocer a nuestros hermanos. 5 min. 25 seg.
Pidamos el testimonio interior del Santo Espíritu, Él es el único que nos puede hacer crecer genuinamente en la fe, en la esperanza y en el amor. 6 min. 44 seg.
Haz una donación
para que esta obra continúe, y llegue a más personas! ¡La gloria sea para Dios!
1. La mujer que abrió la puerta de la fe para Europa
1.1 Ha avanzado un buen trecho del tiempo pascual y es sano recordar que el primer día de la primera pascua del Nuevo Testamento fueron las mujeres las primeras en recibir la Buena Nueva, y las primeras también en transmitir su gozo y su testimonio a los Apóstoles.
1.2 Bueno recordarlo, porque el texto de la primera lectura de hoy nos presenta la figura discreta pero vigorosa de aquella mujer, Lidia, que abrió la puerta de la fe para Filipos, ya en Europa. Fue ella quien recibió en su casa a los predicadores del Evangelio, quien los hospedó con alegría, quien de alguna manera hizo posible el nacimiento de esa comunidad cristiana que le trajo tanto consuelo y soporte a Pablo: los filipenses.
1.3 Dios: concédenos aprender de esta mujer sencilla, abierta, humilde, franca y audaz; que nosotros, a ejemplo de ella, sepamos abrir nuestros hogares a la predicación, nuestros corazones al Evangelio, y nuestra voz a la proclamación de la fe que salva. Amén.
2. A la espera del Espíritu
2.1 A partir de esta sexta semana de Pascua la Iglesia quiere que nuestra atención se concentre cada vez más en la llegada de la Promesa, es decir, el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo.
2.2 No hay mejor camino para enamorarnos del Espíritu Divino que escuchar a Jesús cómo predica de su presencia, su eficacia y sus dones, y ello es lo que nos ofrecen los textos del evangelio de hoy y de los días siguientes.
2.3 Al Espíritu, en efecto, se le conoce fundamentalmente por su obra, y sólo después por su presencia. No está ante nosotros como Cristo, sino que percibimos su efecto en el modo como nos transforma consolándonos, educándonos, cambiando nuestra voluntad hacia el Bien y el Amor, es decir, para expresarlo de un modo corto: divinizándonos.
2.4 Hoy Jesús nos enseña que el Espíritu da testimonio de él. El Espíritu es el Gran Testigo cuyo testimonio se apodera de nuestro entendimiento induciéndolo de modo suavísimo y firmísimo a la vez al perfecto asentimiento a la palabra predicada. Guiados por el susurro de este testimonio interior que nos convence y fortalece, llegamos a proclamar la fe, con lo cual este Testigo nos hace testigos. ¡Ven, ven Espíritu de Dios, ven Espíritu Santo!