V-I. Cuidar el cuerpo

215. El Señor hace salir de la tierra los remedios, y el hombre prudente no los desprecia. Con ellos el médico sana o alivia el dolor; con ellos el boticario hace sus mixturas. Y así las obras del Señor no tienen fin, y de él procede la salud sobre la tierra. (Sir 38,4.7-8)

216. Pues bien, ya comáis o bebáis o hagáis lo que sea, hacedlo todo a gloria de Dios. (1 Cor 10,31)

V-H. La dureza de la muerte

210. ¡Oh muerte, qué amargo es tu recuerdo para el hombre que vive en paz entre sus bienes, para el varón desocupado a quien todo le va bien! (Sir 41,1)

211. No temas la sentencia de la muerte; recuerda tus comienzos y tu fin. Esta sentencia viene del Señor sobre toda carne. ¿Por qué desaprobar el agrado del Altísimo? (Sir 41,3-4)

212. Las reflexiones del hombre y el miedo de su corazón es la cuestión del futuro, el día de su muerte. (Sir 40,2)

213. Con el reposo del muerto deja que repose su memoria; consuélate de él después de su partida. (Sir 38,23)

214. Llora al muerto, pues la luz lo abandonó; llora también al necio, porque perdió la inteligencia. Llora menos por un muerto, porque ya descansa, pues la vida del necio es peor que la muerte. (Sir 22,11)

V-G. No fiarse de apariencias

202. Antes de que muera, no declares dichoso a nadie; en el desenlace se conoce al hombre. (Sir 11,28)

203. Hay quien, debido a su pobreza, no puede pecar. (Sir 20,21)

204. El corazón del hombre modela su rostro tanto hacia el bien como hacia el mal. (Sir 13,25)

205. No es sabiduría el conocimiento del mal, no está en el consejo de los pecadores la prudencia; hay un saberlo todo que es abominación. (Sir 19,22-23)

206. Tratar de asir una sombra o perseguir al viento es buscar apoyo en los sueños. Espejo y sueño son cosas semejantes: frente a un rostro, la imagen de un rostro. (Sir 34,2-3)

207. A muchos extraviaron los sueños, y por confiar en ellos fracasaron; a menos que vengan de parte del Altísimo, no hagas caso de ellos. (Sir 34,7.6)

208. No creas todo lo que se dice. A veces se resbala uno sin querer, y ¿quién no ha pecado con su lengua? Interroga a tu prójimo antes de amenazarle. (Sir 19,15-17)

209. No avientes con cualquier viento ni sigas cualquier dirección. Sé consecuente en tu pensar y coherente en tus palabras; sé pronto para escuchar y calmoso para responder. (Sir 5,9-11)

V-F. Los consejos

199. Sean muchos los que te saluden, mas para consejero, uno entre mil. (Sir 6,6)

200. Acude siempre a quien teme al Señor, a quien sabes que observa los mandamientos, que tiene una conciencia como la tuya, y que compartirá tu pena si llegas a caer. (Sir 37,12)

201. Mantén firme el consejo de tu corazón, que nadie es para ti más fiel que él. (Sir 37,13)

V-E. Los bienes de esta tierra

191. La avaricia seca el alma. (Sir 14,9)

192. Hay quien compra mucho con poco dinero, pero luego lo paga siete veces más caro. (Sir 20,12)

193. Difícilmente se libra de falta el negociante, el comerciante no quedará limpio de pecado. (Sir 26,29)

194. Por amor a la ganancia han pecado muchos. (Sir 27,1)

195. Entre dos piedras juntas se planta una estaca, y entre venta y compra se introduce el pecado. (Sir 27,2)

196. Más vale vida de pobre bajo techo de tablas que comida suntuosa en casa de extraños. (Sir 29,22)

197. Feliz el rico que fue hallado intachable, que tras el oro no se fue. ¿Quién es, y le felicitaremos?, pues obró maravillas en su pueblo. ¿Quién sufrió esa prueba y fue hallado perfecto? Será para él motivo de gloria. ¿Quién pudo pecar y no pecó, hacer el mal y no lo hizo? (Sir 31,8-10)

198. Lo primero para vivir es agua, pan, vestido, y casa para abrigarse. (Sir 29,21)

V-D. Las autoridades

188. Lo primero de todo recomiendo que se ofrezcan súplicas, peticiones, intercesiones y acciones de gracias por todas las personas, especialmente por reyes y autoridades, para que podamos vivir tranquilos y serenos con toda piedad y dignidad. (1 Tm 2,1-2)

189. Que cada uno se someta a las autoridades establecidas, pues toda autoridad procede de Dios; él ha establecido las que existen. (Rm 13,1)

190. La soberanía pasa de una nación a otra, por las injusticias, las violencias y el dinero. (Sir 10,8)

IV-C. Perfil unico y caracteristico del amor cristiano

163. Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos, rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre del cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y hace llover sobre justos e injustos. (Mt 5, 43-45)

164. Cuando des un banquete, invita a los pobres, lisiados, cojos y ciegos. Dichoso tú, porque no pueden pagarte; pues te pagarán, cuando resuciten los justos. (Lc 14,13-14)

165. A los ricos de este mundo recomiéndales que no se envanezcan, que pongan su esperanza, no en riquezas inciertas, sino en Dios, que nos permite disfrutar abundantemente de todo. Que sean ricos en buenas obras, generosos y solidarios. Así acumularán un buen capital para el futuro y alcanzarán la vida auténtica. (1 Tm 6,17-19)

166. A mí Dios me ha enseñado a no considerar profano a ningún hombre. (Hch 10,28)

167. Comprendo verdaderamente que Dios no es parcial, antes acepta a quien lo respeta y procede honradamente, de cualquier nación que sea. (Hch 10,34)

IV-B. La grandeza del Don del Amor

160. Aunque posea el don de profecía y conozca los misterios todos y la ciencia entera, aunque tenga una fe como para mover montañas, si no tengo amor no soy nada. Aunque reparta todos mis bienes y entregue mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, de nada me sirve. (1 Cor 13,2-3)

161. El amor es paciente, es amable, el amor no es envidioso ni fanfarrón, no es orgulloso ni destemplado, no busca su interés, no se irrita, no apunta las ofensas, no se alegra de la injusticia, se alegra de la verdad. Todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. (1 Cor 13,4-7)

162. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por los amigos. (Jn 15,13)

IV-A. Con la medida de Cristo

154. Os doy un mandamiento nuevo, que os améis unos a otros como yo os he amado: amaos así unos a otros. En eso conocerán todos que sois mis discípulos, en que os amáis unos a otros. (Jn 13,34-35)

155. Quien dice que está en la luz mientras odia a su hermano sigue en tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. (1 Jn 2,9-10)

156. Vosotros me llamáis maestro y señor, y decís bien. Pues si yo, que soy maestro y señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros mutuamente los pies. (Jn 13,13-14)

157. Os aseguro que lo que hayáis hecho a estos mis hermanos menores me lo hicisteis a mí. (Mt 25,40)

158. Si amáis solo a los que os aman, ¿qué premio merecéis? También lo hacen los recaudadores. Si amáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? También lo hacen los paganos. (Mt 5,46-47)

159. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. (Lev 19,18)

III-L. Una vida en la virtud

152. Tú, hombre de Dios, busca la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la bondad. Pelea el noble combate de la fe. Aférrate a la vida eterna, a la cual te llamaron cuando hiciste tu noble confesión ante muchos testigos. (1 Tm 6,11-12)

153. Por lo demás, hermanos, ocupaos de cuanto es verdadero, noble, justo, puro, amable y loable, de toda virtud y todo valor. (Flp 4,8)

III-K. Hacer bueno uso de las cosas de esta tierra

149. No acumuléis riquezas en la tierra, donde roe la polilla y la carcoma, donde los ladrones abren brechas y roban. Acumulad riquezas en el cielo, donde no roen polilla ni carcoma, donde los ladrones no abren brechas ni roban. Pues donde está tu riqueza, allí estará tu corazón. (Mt 6,19-21)

150. Buena es la riqueza en la que no hay pecado. (Sir 13,24)

151. Nada trajimos al mundo y nada podremos llevarnos. Con tener vestido y alimento nos contentaremos. Los que se afanan por enriquecerse, caen en tentaciones y trampas y múltiples deseos insensatos y profanos, que precipitan a los hombres en la ruina y la perdición. La raíz de todos los males es la codicia: por entregarse a ella, algunos se alejaron de la fe y se atormentaron con muchos sufrimientos. (1 Tm 6,7-10)

III-J. Verdadero abandono en Dios

147. Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos. Como el cielo está por encima de la tierra, mis caminos están por encima de los vuestros, y mis planes de vuestros planes. (Is 55,8-9)

148. Bienes y males, vida y muerte, pobreza y riqueza vienen del Señor. (Sir 11,14)

III-I. Discernimiento y busqueda incesantes

142. No apaguéis el espíritu, no despreciéis la profecía, examinadlo todo y retened lo bueno; evitad toda especie de mal. (1 Ts 5,18-22)

143. Buscarás al Señor, tu Dios, y lo encontrarás si lo buscas con todo el corazón y con toda el alma. (Dt 4,29)

144. Entrad por la puerta estrecha; porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición y son muchos los que entran por ella. ¡Qué estrecha es la puerta, y qué angosto el camino que lleva a la vida, y son pocos los que dan con ella! (Mt 7,13-14)

145. Feliz el hombre que se ejercita en la sabiduría. (Sir 14,20)

146. ¡Qué grande el que ha encontrado sabiduría! Mas no aventaja a quien teme al Señor. El temor del Señor vale más que todo. Nadie puede compararse a quien lo posee. (Sir 25,10-11)

III-H. Vigilancia y no fiarnos de nosotros mismos

139. Procura que tu fuente de luz no quede oscura. (Lc 11,35)

140. Sed sobrios, vigilad, que vuestro adversario el diablo, como león rugiendo, da vueltas buscando a quien devorar. Resistidle firmes en la fe, sabiendo que vuestros hermanos por el mundo sufren las mismas penalidades. (1 P 5,8-9)

141. El que ama el peligro caerá en él. (Sir 3,26)

III-G. Vida en comunidad de verdaderos hermanos

137. Dios ha elegido a los débiles del mundo para humillar a los fuertes; a los plebeyos y despreciados del mundo ha elegido Dios, a los que nada son, para anular a los que son algo. Y así nadie podrá engreírse ante Dios. (1 Cor 1,27-29)

138. Dios los dispuso en la iglesia: primero apóstoles, segundo profetas, tercero maestros, después milagros, después carismas de curaciones, de asistencia, de gobierno, de lenguas diversas. (1 Cor 12,28)

III-F. Cristo: centro, referencia y medida de todo

132. Mi vida es Cristo y morir es ganancia. (Flp 1,21)

133. El es anterior a todo y todo tiene en él su consistencia. El es la cabeza del cuerpo, de la Iglesia. Es el principio, el primogénito de los muertos, para ser el primero de todos. (Col 1,17-18)

134. Por él, antes de la creación del mundo, nos eligió para que por el amor fuéramos santos e irreprochables en su presencia. Por Jesucristo, según el designio de su voluntad, nos predestinó a ser sus hijos adoptivos. (Ef 1,4-5)

135. Somos hechura suya, creados por medio de Cristo Jesús para realizar las buenas acciones que Dios nos había asignado como tarea. (Ef 2,10)

136. El les replicó: Madre mía y hermanos míos son los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen. (Lc 8,21)