Amor, amor del bueno

El secreto para dar relieve a lo más humilde, y aun a lo más humillante, es amar.

Dios mío, te amo, pero… ¡enséñame a amar!

Castigar por Amor: este es el secreto para elevar a un plano sobrenatural la pena impuesta a quienes la merezcan. Por amor de Dios, a quien se ofende, sirva la pena de expiación: por amor al prójimo por Dios, sirva la pena, jamás de venganza, sino de medicina saludable.

¿Saber que me quieres tanto, Dios mío, y… no me he vuelto loco?

Señor: que tenga peso y medida en todo… menos en el Amor.

Más pensamientos de San Josemaría.