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Los padres del Santo fueron terratenientes sicilianos, que dedicaron a su pequeño hijo al servicio de Santa Lucía.
Lo colocaron, a la edad de siete años, en un Monasterio que llevaba el nombre de la Santa, cerca de su hogar. Allí, la principal ocupación fue la de cuidar sus reliquias.
Esta tarea no iba con la manera de ser del niño, acostumbrado a la vida de campo, por lo que llegó a escapar del convento. Fue devuelto con humillación.
Tras soñar con Santa Lucía, -quien tenía un semblante de enojo- , y ver a la Santísima Madre interceder por él, Zósimo prometió que nunca haría tales cosas de nuevo, adaptándose a la vida del claustro.
Durante 30 años vivió casi olvidado. Al morir el Abad de Santa Lucía, recayó en el Obispo de Siracusa designar al nuevo Abad. Eligió a Zósimo, a quien ordenaron unos días después como sacerdote.
El Santo gobernó el Monasterio con tal sabiduría, amor y prudencia, que superó a todos sus predecesores y antecesores.
Cuando la Sede de Siracusa quedó vacante, el Papa Teodoro designó a Zósimo y lo consagró.
Durante su episcopado, el Santo fue notable por el celo en la enseñanza del pueblo y la generosidad con los pobres.
San Zósimo murió alrededor del año 660, a la edad de 90 años.
Barranco-Lima, Perú (1986) - Que Dios nos bendiga, que ayude a que no se disuelva este vinculo, que nos asista y apoye este matrimonio para que transcurra dentro de sus preceptos y normas.
Así dice el Señor: "En tiempo de gracia te he respondido, en día propicio te he auxiliado; te he defendido y constituido alianza del pueblo, para restaurar el país, para repartir heredades desoladas, para decir a los cautivos: "Salid", a los que están en tinieblas: "Venid a la luz." Aun por los caminos pastarán, tendrán praderas en todas las dunas; no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el bochorno ni el sol; porque los conduce el compasivo y los guía a manantiales de agua. Convertiré mis montes en caminos, y mis senderos se nivelarán. Miradlos venir de lejos; miradlos, del norte y del poniente, y los otros del país de Sin.
Exulta, cielo; alégrate, tierra; romped a cantar, montañas, porque el Señor consuela a su pueblo y se compadece de los desamparados. Sión decía: "Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado." ¿Es que puede una madre olvidarse de su criatura, no conmoverse por el hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré."
Te he constituido alianza del pueblo, para restaurar el país (Isaías 49,8-15)
Salmo
El Señor es clemente y misericordioso, / lento a la cólera y rico en piedad; / el Señor es bueno con todos, / es cariñoso con todas sus criaturas. R.
El Señor es fiel a sus palabras, / bondadoso en todas sus acciones. / El Señor sostiene a los que van a caer, / endereza a los que ya se doblan. R.
El Señor es justo en todos sus caminos, / es bondadoso en todas sus acciones; / cerca está el Señor de los que lo invocan, / de los que lo invocan sinceramente. R.
El Señor es clemente y misericordioso. (Salmo 144)
Evangelio
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: "Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo." Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque no sólo abolía el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios. Jesús tomó la palabra y les dijo: "Os lo aseguro: El Hijo no puede hacer por su cuenta nada que no vea hacer al Padre. Lo que hace éste, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que ésta, para vuestro asombro.
Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo el juicio de todos, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo envió. Os lo aseguro: Quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no se le llamará a juicio, porque ha pasado ya de la muerte a la vida. Os aseguro que llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán. Porque, igual que el Padre dispone de la vida, así ha dado también al Hijo el disponer de la vida. Y le ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo del hombre. No os sorprenda, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio. Yo no puedo hacer nada por mí mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere (Juan 5,17-30)
Restaurar es devolver la belleza primera a una obra; resucitar es vencer a la muerte, y por ello, es establecer la victoria última y la belleza definitiva. La redención es la vez restauración y resurrección. 4 min. 0 seg.
No es puramente económica o sociológica la causa de la oposición que Cristo despierta. le rechazan a Él porque rechazan al Dios que Él revela. 4 min. 48 seg.
Aunque dolorosa, es necesaria la meditación sobre las raíces de la tenaz oposición que Cristo enfrentó: así limpiamos nuestras propias raíces. 4 min. 39 seg.
Uno de los males de nuestro tiempo es que buscamos un amor que exprese unión pero queremos seguir conservando toda nuestra independencia. 5 min. 55 seg.
Los corazones ignorantes y obstinados se conquistan para Cristo a través del testimonio de nuestra conversión, humildad, servicio, caridad y predicación. 7 min. 28 seg.
En este camino cuaresmal vamos descubriendo nuestras cadenas y a Cristo como el único capaz de romperlas, devolviéndonos nuestra dignidad de hijos de Dios. 7 min. 17 seg.
Cristo puede juzgarnos porque ha sido como nosotros, Él sabe qué es ser humano; porque es oferta de salvación, al ser nuestro Salvador puede ser nuestro único juez y porque no podemos negar que lo conocemos y no podemos negar su Palabra y su luz. 7 min. 56 seg.
Una interpretación superficial del verbo juzgar considera que los cristianos tenemos prohibido opinar del comportamiento de otras personas aunque se trate de graves errores o pecados; la enseñanza de la Biblia es mucho más profunda, hermosa y fecunda. 12 min. 45 seg.
La perfección de Jesús es plenamente humana sirviendo de medida para mi mediocridad. Cristo es el gran signo dado por Dios y recibimos vida en Él, aunque estemos en el extremo del pecado mortal. 5 min. 16 seg.
No existe oposición entre Antiguo y Nuevo Testamento, Dios en el Antiguo no era un Dios terrible. Démonos cuenta de cómo la compasión del Señor se hace providencia. 5 min. 45 seg.
Recordemos que Jesucristo es nuestro juez, no para vivir en pánico sino para traer a nuestra mirada la realidad de que Él nos trae la verdad, el plan, el orden de Dios a nuestra vida ahora y en la eternidad. 6 min. 47 seg.
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1.1 Hoy hemos oído uno de los pasajes más bellos del Antiguo Testamento. Dios declara y describe su amor tomando la tierna imagen del amor de una madre.
1.2 Descubramos en este solo hecho cuánto se equivocan los que nos han dicho que el Dios del Antiguo Testamento es un Dios que sólo sabe de guerras, iras, castigos y justicia implacable. Ya el hereje aquel, Marción, quiso oponer el Dios del Nuevo Testamento y el Dios del Antiguo Testamento, y quiso que pensáramos que la gracia y el amor no son la culminación sino la contradicción de lo que Dios había hecho con los patriarcas, los profetas, y los reyes.
1.3 La realidad es muy distinta: Dios declaró su amor desde antiguo y no lo ocultó a nuestros padres en la fe. ¿Por qué entonces no aceptaron ellos ese plan? ¿Por qué fue entonces necesaria la venida del Mesías y su dolorosa pasión? Tales preguntas nos conducen a misterios inescrutables, aunque hay cosas que alcanzamos a entender.
1.4 La gran novedad del Nuevo Testamento no es que Dios nos hable de su amor sino que infunda ese mismo amor en nosotros a través del Don de su Espíritu. Santo Tomás dice que lo nuevo del Nuevo Testamento es la efusión del Espíritu Santo, que fue posible cuando la barrera que nos separaba de Dios, a saber, el pecado, fue destruida por el sacrificio de amor de Cristo en la Cruz. Sólo por el dolor de amor de Cristo, ofrecido en reparación de nuestras culpas, hay una grieta por la que ha podido entrar con ímpetu maravilloso el Espíritu de Dios para decir, en el secreto de nuestro corazón que sí, que es verdad, que nos ama.
2. "Vino a los suyos..."
2.1 El evangelio de hoy nos acerca, por contraste, a una realidad muy dura. Durante varios días y casi hasta el final de la cuaresma vamos a escuchar pasajes del Evangelio de Juan en que aparece la confrontación creciente entre Jesús y las autoridades judías de su tiempo. Veremos ensombrecerse de tristeza y dolor el rostro de Cristo, como en una anticipación de las horas de la pasión. Lo más bello, sin embargo, es descubrir en medio de discusiones difíciles y amargas, cómo se va revelando la estrecha relación entre el Padre y el Hijo.
2.2 En el caso de hoy, por ejemplo, Jesús muestra la potestad que ha recibido y cómo su manera de ser no es otra cosa que la presencia del ser y quehacer del Padre entre nosotros. O con otro lenguaje: con lo que es y con lo que hace Jesucristo REVELA al Padre.
2.3 Afirmaciones que no debemos dejar perder del texto de hoy: "Mi Padre no cesa nunca de trabajar; por eso yo trabajo también en todo tiempo"; "lo que hace el Padre, eso también hace el Hijo"; "el Padre ama al Hijo y le manifiesta todas sus obras"; "El Padre no juzga a nadie, sino que le ha dado al Hijo todo el poder de juzgar; y quiere que todos den al Hijo el mismo honor que dan al Padre"; "así como el Padre tiene el poder de dar la vida, ha dado al Hijo ese mismo poder"; "no pretendo actuar según mi voluntad, sino que cumplo la voluntad del que me envió". ¡Hemos de hacer oración de comtemplación estas frases!