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Discípulo amado de San Pablo, desde joven se entregó al estudio de la Sagrada Escritura. Cuando Pablo se hallaba predicando en la región de Licaonia, los cristianos le hicieron tales alabanzas de Timoteo, que él lo tomó como Apóstol para reemplazar a Bernabé.
San Pablo le confió la predicación a los cristianos de Tesalónica, quienes sufrían una cruel persecución. Fue elegido Obispo, según parece, por especial inspiración del Espíritu Santo.
Cuando Pablo regresó de Roma, dejó a Timoteo al frente de la Iglesia de Éfeso, para acabar con los falsos maestros y ordenar sacerdotes y diáconos.
Murió apedreado y apaleado por los paganos en la fiesta llamada Katagogia, al manifestar su oposición a esas ceremonias.
Buenos Aires, Argentina (2006) - Una personita muy especial que el Señor se llevó cuando tenía 16 años,
para que forme parte de sus ángeles y sus santos.
Pablo, apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, llamado a anunciar la promesa de vida que hay en Cristo Jesús, a Timoteo, hijo querido; te deseo la gracia, misericordia y paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro. Doy gracias a Dios, a quien sirvo con pura conciencia, como mis antepasados, porque tengo siempre tu nombre en mis labios cuando rezo, de noche y de día. Al acordarme de tus lágrimas, ansío verte, para llenarme de alegría, refrescando la memoria de tu fe sincera, esa fe que tuvieron tu abuela Loide y tu madre Eunice, y que estoy seguro que tienes también tú. Por esta razón te recuerdo que reavives el don de Dios, que recibiste cuando te impuse las manos; porque Dios no nos ha dado un espíritu cobarde, sino un espíritu de energía, amor y buen juicio. No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor y de mí, su prisionero. Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios.
Cantad al Señor un cántico nuevo, / cantad al Señor, toda la tierra; / cantad al Señor, bendecid su nombre. R.
Proclamad día tras día su victoria. / Contad a los pueblos su gloria, / sus maravillas a todas las naciones. R.
Familias de los pueblos, aclamad al Señor, / aclamad la gloria y el poder del Señor, / aclamad la gloria del nombre del Señor. R.
Decid a los pueblos: "El Señor es rey, / él afianzó el orbe, y no se moverá; / él gobierna a los pueblos rectamente." R.
Contad las maravillas del Señor a todas las naciones. (Salmo 95)
Evangelio
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: "La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Miras que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa." Y, si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, por que el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed los que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios.""
Timoteo y Tito son ejemplos elocuentes de lo que significa ser "epíscopos," es decir, servidores que ven con ojos de buen pastor al rebaño de Cristo. 4 min. 23 seg.
Pablo tenía otra tarea, además de la misión ingente de anunciar el Evangelio a las naciones: debía escoger sucesores que cuidaran y propagaran el depósito de la fe. 4 min. 54 seg.
Pidamos a Dios que a ejemplo de los santos Timoteo y Tito, nuestros obispos por sucesión apostólica preserven la sana doctrina y la práctica de la fe como cristianos católicos. 6 min. 35 seg.
Cuando cambiamos la doctrina ya no miramos a Cristo, transformamos la verdad que hemos recibido de los primeros testigos de la fe por lo que quisiéramos que existiera. 6 min. 3 seg.
El Evangelio se propaga y la Iglesia crece formándonos en la fe, protegiendo lo que Dios nos ha dado para luego compartirlo para que esa obra de amor dé fruto en otros. 5 min. 27 seg.
¿Somos fecundos según el Espíritu? ¿Qué hemos hecho con la vida que Dios nos ha dado en el bautismo y la confirmación? ¿Hemos llevado esa fuerza, esa vida de Dios a otras personas? 4 min. 55 seg.
Ser discípulo de San Pablo significa: Creer en Jesús, centrar nuestra vida en Él; vivir la fe, que Jesús sea Señor de todas las áreas de mi vida; compartir la fe, que este tesoro no se quede solo en nosotros. 5 min. 42 seg.
Para dejar atrás los complejos en la comunidad católica debemos tener una buena formación en la fe, buen conocimiento de la historia de la Iglesia y tener una actitud de conversión para llegar a la santidad. 6 min. 57 seg.
Mantener la verdad del Evangelio con su oferta de misericordia y a la vez con su exigencia de santidad, es la manera de asegurarnos que la Iglesia está hablando de Jesucristo. 7 min. 6 seg.
Una triple lluvia necesitamos: para aliviar la sequía de los campos; para saciar el corazón del hombre y por las necesidades apremiantes de la Iglesia. 12 min. 28 seg.
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1.1 Estamos acostumbrados a pensar en los milagros como puntos casi aislados dentro de una larga línea que es la vida. Esta fiesta de hoy nos invita a reflexionar en un milagro que no acaba: la transmisión misma de la fe. Si recordamos a Timoteo y a Tito es fundamentalmente por el papel notable que tuvieron como colaboradores y en cierto modo sucesores del apóstol Pablo en la presidencia y la obra de predicación de las nacientes comunidades cristianas.
1.2 En la primera lectura Pablo recuerda cómo la fe cubre ya tres generaciones: a la abuela, la mamá y a Timoteo mismo. Es maravilloso que así se extienda el don de Dios. Pero le recuerda también que él mismo debe cuidar el don recibido, particularmente ese don especial que le fue conferido por imposición de manos. Esta alusión, en su sencillez, nos permite asomarnos a otro milagro que atraviesa los siglos: la sucesión apostólica.
1.3 En nuestra Iglesia nadie se elige a sí mismo para presidir la comunidad. Tampoco es la comunidad la que elige a sus pastores, como una provincia eligiendo su gobernador. La Iglesia nace de la predicación de los apóstoles y es a través de ellos como recibe su alimento que es la Palabra. Esta Palabra conlleva autoridad y tiene poder para edificar a la misma comunidad: de ella brota todo, incluyendo la decisión de quién y cómo ha de prolongar el ministerio de edificar a la comunidad. Por eso nuestros pastores no son --o no deben ser-- el resultado de un esfuerzo de autopromoción ni tampoco el fruto de una campaña electoral. Son una expresión, entre tantas, del amor de Dios que cuida y defiende su obra.
2. Faltan Operarios
2.1 Con estas consideraciones entendemos mejor el texto del evangelio de hoy. Cristo constata que "faltan operarios" para la mies y propone como estrategia pedir al dueño de la mies que mande operarios. En buena lógica esto sólo puede significar que los operarios son un regalo, un don que el Padre, dueño de la mies, otorga a su mies.
2.2 Notemos también el vínculo que hay entre la necesidad sentida y la oración realizada. Quien no tiene hambre no pide pan. Hay que sentir la falta de operarios, sentirla en las entrañas, padecerla en lo hondo del corazón, para rogar, como es debido a Dios para que mande obreros a su mies.
2.3 Uno siente que faltan operarios cuando ve que la evangelización no alcanza. Esta es una sensación cuantitativa. Pero más importante es sentir lo cualitativo: más que un número determinado, cosa que pensaría un simple administrador, necesitamos un número apropiado: un número de operarios que se apropie con amor de la causa del Evangelio y la sienta como propia. Así lo hicieron Timoteo y Tito, que hoy rueguen por nosotros.