#BendicionesSencillas

BENDICIONES y ORACIONES muy sencillas

Para aprender a orar, habituarse a elevar el pensamiento hacia Dios, impregnar del Espíritu Santo nuestra vida, y dar sentido y fuerza a todo cuanto hacemos.

Empezar el día

  • Te damos gracias, Señor, porque nos has concedido llegar al nuevo día, signo de la resurrección de Cristo.
  • Bendito seas, Padre del Cielo, porque este día es una nueva oportunidad para enmendarme, servirte y alabarte.
  • Señor: millones y millones de difuntos quisieran tener lo que yo tengo: un día para corregirme y crecer en tu amor.
  • Bendigo con tu bendición, Padre del Cielo, a cada persona que he de tratar en este día; cumple en todos tu voluntad.
  • Te bendigo, Padre, por este día, que nunca existió jamás y que nunca ha de volver; ayúdame a vivirlo contigo.

Espíritu Santo

  • Padre del Cielo, atiende el clamor de tu Hijo Unigénito y envía pronto y en abundancia el don del Espíritu Santo.
  • Por la dolorosa Pasión de Cristo, te suplico, Espíritu Santo: cuida el pueblo recuperado a tan alto precio.
  • Espíritu Santo: danos arrepentimiento y sincera conversión junto con la certeza de tu gracia y tu misericordia.
  • Abre nuestro corazón a tus inspiraciones y nuestra vida entera a la fuerza de tus dones y carismas, Espíritu de Dios.
  • Espíritu Santo: Tú que transformas el pan en Cuerpo de Cristo, transforma mi humilde siembra en cosecha grata a Dios.
  • Espíritu de Amor: ¡Ven! Sólo con tu luz y sólo con tu amor podré vivir como verdadero hijo del Dios Altísimo.
  • Espíritu Santo, que transformas el vino en Sangre de Cristo, revélame el valor del dolor cuando se asocia a su pasión.
  • Tú que con tu unción transformaste a la Virgen María en santuario de gracia, dame amor y constancia en la oración.
  • Espíritu Santo, dame suficiente comprensión de los misterios de Dios para entregar todo mi ser a sus sabios designios.
  • Don sobre todo don, Espíritu Santo, concédeme amar a Dios sobre todas las cosas, y a mi prójimo como a mí mismo.

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Dignidad y derechos de los niños

244 La doctrina social de la Iglesia indica constantemente la exigencia de respetar la dignidad de los niños. « En la familia, comunidad de personas, debe reservarse una atención especialísima al niño, desarrollando una profunda estima por su dignidad personal, así como un gran respeto y un generoso servicio a sus derechos. Esto vale respecto a todo niño, pero adquiere una urgencia singular cuando el niño es pequeño y necesita de todo, está enfermo, delicado o es minusválido ».554

Los derechos de los niños deben ser protegidos por los ordenamientos jurídicos. Es necesario, sobre todo, el reconocimiento público en todos los países del valor social de la infancia: « Ningún país del mundo, ningún sistema político, puede pensar en el propio futuro de modo diverso si no es a través de la imagen de estas nuevas generaciones, que tomarán de sus padres el múltiple patrimonio de los valores, de los deberes, de las aspiraciones de la Nación a la que pertenecen, junto con el de toda la familia humana ».555 El primer derecho del niño es « a nacer en una familia verdadera »,556 un derecho cuyo respeto ha sido siempre problemático y que hoy conoce nuevas formas de violación debidas al desarrollo de las técnicas genéticas.

245 La situación de gran parte de los niños en el mundo dista mucho de ser satisfactoria, por la falta de condiciones que favorezcan su desarrollo integral, a pesar de la existencia de un específico instrumento jurídico internacional para tutelar los derechos del niño,557 ratificado por la casi totalidad de los miembros de la comunidad internacional. Se trata de condiciones vinculadas a la carencia de servicios de salud, de una alimentación adecuada, de posibilidades de recibir un mínimo de formación escolar y de una casa. Siguen sin resolverse además algunos problemas gravísimos: el tráfico de niños, el trabajo infantil, el fenómeno de los « niños de la calle », el uso de niños en conflictos armados, el matrimonio de las niñas, la utilización de niños para el comercio de material pornográfico, incluso a través de los más modernos y sofisticados instrumentos de comunicación social. Es indispensable combatir, a nivel nacional e internacional, las violaciones de la dignidad de los niños y de las niñas causadas por la explotación sexual, por las personas dedicadas a la pedofilia y por las violencias de todo tipo infligidas a estas personas humanas, las más indefensas.558 Se trata de actos delictivos que deben ser combatidos eficazmente con adecuadas medidas preventivas y penales, mediante una acción firme por parte de las diversas autoridades.

NOTAS para esta sección

554Juan Pablo II, Exh. ap. Familiaris consortio, 26: AAS 74 (1982) 111-112.

555Juan Pablo II, Discurso a la Asamblea General de las Naciones Unidas (2 de octubre de 1979), 21: AAS 71 (1979) 1159; cf. también Id., Mensaje al Secretario General de las Naciones Unidas con ocasión de la Cumbre Mundial para los Niños (22 de septiembre de 1990): AAS 83 (1991) 358-361.

556Juan Pablo II, Discurso al Comité de Periodistas Europeos para los Derechos del Niño (13 de enero de 1979): AAS 71 (1979) 360.

557Cf. Convención sobre los derechos del niño, entrada en vigor en 1990, ratificada también por la Santa Sede.

558Cf. Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1996, 2-6: AAS 88 (1996) 104-107.

Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.

Motete 029 – Hay una palabra

Hay una palabra que llena mi alma;
hay una palabra que me hace cantar;
hay una palabra que Cristo oraba:
de noche y de día, Cristo repetía: ¡Abbá!

1. Hay una palabra que vence al pecado
y que prevalece frente a la tentación;
todo cambia cuando te sabes amado
y cuando recuerdas que tu Padre es Dios.

2. Hay una palabra que vence a la duda
y que prevalece frente a la confusión;
si la necesitas, tan sólo escucha:
es el Nombre eterno de tu Padre Dios.