Qué destruye al ser humano

  1. La Política sin principios,
  2. el Placer sin compromiso,
  3. la Riqueza sin trabajo,
  4. la Sabiduría sin carácter,
  5. los Negocios sin moral,
  6. la Ciencia sin humanidad
  7. y la Oración sin caridad.

Se atribuye a varios personajes, incluído Gandhi.

LA GRACIA del Viernes 10 de Julio de 2015

Por el camino del sufrimiento, la purificación, la fe, el amor, el perdón y el servicio encontramos bendiciones que superan nuestros mejores sueños.

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Los primeros franciscanos en México

Durante la entrada en México, acompañaron a las tropas el mercedario Bartolomé de Olmedo, capellán de Cortés, el clérigo Juan Díaz, que fue cronista, después otro mercedario, Juan de las Varillas, y dos franciscanos, fray Pedro Melgarejo y fray Diego Altamirano, primo de Cortés (Ricard, Conquista cp.1). Todos ellos fueron capellanes castrenses, al servicio pastoral de los soldados, de modo que el primer anuncio del Evangelio a los indios fue realizado más bien por el mismo Cortés y sus capitanes y soldados, aunque fuera en forma muy elemental, mientras llegaban frailes misioneros.

Por esos años, de varios reinos europeos, muchos religiosos se dirigieron a España con el fin de conseguir del Emperador licencia para pasar a las Indias. Tres franciscanos flamencos consiguieron ir a América en 1523 con licencia del Emperador, aunque sin misión del Papa: fray Juan de Tecto (Johann Dekkers), guardián del convento de Gante, fray Juan de Aora (Johann van den Auwera), y el hermano lego Pedro de Gante (Peter van der Moere), pariente de Carlos I. El empeño evangelizador de estos tres franciscanos, según lo describe Diego Muñoz Camargo, es conmovedor:

«Diremos de la grande admiración que los naturales tuvieron cuando vinieron estos religiosos, y cómo comenzaron a predicar el Santísimo y sagrado Evangelio de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Como no sabían la lengua, no decía sino que en el infierno, señalando la parte baja de la tierra con la mano, había fuego, sapos y culebras; y acabando de decir esto, elevaban los ojos al cielo, diciendo que un solo Dios estaba arriba, asimismo, apuntando con la mano. Lo cual decían siempre en los mercados y donde había junta y congregación de gentes. No sabían decir otras palabras [para] que los naturales les entendiesen, sino era por señas. Cuando estas cosas decían y predicaban, el uno de ellos, que era un venerable viejo calvo, estaba en la fuerza del sol de mediodía con espíritu de Dios enseñando, y con celo de caridad diciendo estas cosas, y a media noche [continuaba diciendo] en muy altas voces que se convirtiesen a Dios y dejasen las idolatrías. Cuando predicaban estas cosas decían los señores caciques: «¿Qué han estos pobres miserables? Mirad si tienen hambre y, si han menester algo, dadles de comer». Otros decían: «Estos pobres deben de ser enfermos o estar locos… Dejadlos estar y que pasen su enfermedad como pudieren. No les hagáis mal, que al cabo éstos y los demás han de morir de esta enfermedad de locura»» (Hª Tlaxcala I,20).

Éste fue el humilde principio del Evangelio en México. De estos tres primeros franciscanos flamencos, Juan de Tecto y Juan de Aora murieron en la fracasada expedición de Cortés a Honduras. Tecto habría muerto de hambre, según Mendieta, «arrimándose a un árbol de pura flaqueza»; y Aora, a los pocos días de su regreso a México. Fray Pedro de Gante, como veremos, había quedado en Texcoco aprendiendo la lengua.

Con intención de pasar a las Indias vinieron a España otros dos franciscanos de gran categoría humana y religiosa: el flamenco fray Juan Clapión, que había sido confesor del Emperador, y fray Francisco de los Angeles (Quiñones de apellido), más tarde Cardenal Quiñones, hermano del conde de Luna. León X les había dado amplias facultades (Bula 25-4-1521) para predicar, bautizar, confesar, absolver de excomunión, etc. (MendietaIV,4). Muerto el Papa, su sucesor Adriano VI, que había sido maestro del Emperador, confirma lo dispuesto por su antecesor (Bula 9-5-1522). Y con esto, el Emperador decide que sean franciscanos los primeros misioneros de la Nueva España.

No pudieron cumplir sus deseos ni fray Juan Clapión, que murió, ni el P. Quiñones, que fue elegido en 1523 General de la orden franciscana. Pero éste -todo es providencial-, lo primero que hizo fue poner un extraordinario cuidado en elegir Doce apóstoles para la expedición que ya estaba decidida. 


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

LA GRACIA del Jueves 09 de Julio de 2015

En Colombia, FIESTA DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE CHIQUINQUIRÁ

En la fiesta de Nuestra Señora de Chiquinquirá, pidámosle al Señor que ni siquiera los fracasos nos frenen en nuestro camino de amor y servicio a Él.

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El Papa explicado a los niños

Buenas tardes desde Houston. Donde puedo informarme para poder explicarle a mi hija de 7 años esta pregunta que me hizo: ¿quien es el Papa Francisco? Se me hizo difícil por que no encuentro una forma simple de explicarle. Muchas gracias Bendiciones! — LSL

“Jesucristo eligió doce apóstoles. Uno de ellos, llamado Pedro, recibió un encargo muy especial del mismo Jesucristo: Pedro tenía la misión de ayudar con su oración y con sus palabras a sostener la fe de los demás apóstoles, de modo que nunca se fueran a apartar de las palabras y todas las enseñanzas del Señor. Por supuesto, Pedro no podía durar para siempre, y por eso el encargo que él recibió tenía que quedarle después a otro que hiciera esa tarea, y luego, de ese a otro, y pasando el tiempo, de ese, a otro. Así vemos que hay una serie de hombres que han sido elegidos de varios modos pero que tienen el mismo de encargo de Pedro de ayudar a todos los demás sucesores de los apóstoles a conservar bien la fe. Nosotros llamamos “Papas” a esos sucesores de Pedro. Ya ha habido casi 300 de ellos, y el actual sucesor de San Pedro es el papa Francisco.”

Conozca el Malthusianismo, origen de incontables desgracias

“En el apartado de obstáculos positivos al crecimiento de la población Malthus propuso aquellos medios que aumentaban el número de muertes: el hambre, la miseria, las epidemias y las guerras. Además los elevaba al rango de fenómenos o leyes naturales, males necesarios y requeridos para limitar la población. En opinión de Malthus el hambre permite a los pobres vencer la indolencia y dedicarse al trabajo y la industria…”

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