Keira Bell, arrepentida del proceso trans: «Deberían haberme cuestionado más»

“Cuando apenas era una adolescente de 16 años, Keira Bell fue derivada a un establecimiento sanitario especializado en aplicar protocolos de transición como bloqueadores de la pubertad mediante el suministro de hormonas mayoritarias en el sexo contrario por naturaleza. Hoy tiene 23 años y protagoniza un desafío legal en el Reino Unido sobre la idoneidad de que menores de edad den su consentimiento para llevar adelante procesos de modificación de los rasgos naturales asociados al sexo genéticamente…”

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El PIN parental

A estas altura ya podemos decir que conocemos bastante bien los métodos del Nuevo Orden Mundial. Ejemplo: se introduce una legislación que “abre un poco la puerta.” Por decir algo: aborto en caso de violación. Pero todos sabemos lo que va a pasar–y está sucediendo ahora mismo en Colombia: al cabo de pocos años (cada vez más pocos) vienen los siguientes pasos, en la dirección que se quería desde un principio: aborto universal, sin restricciones, subsidiado por dineros públicos, y además, convertido en negocio de venta de tejidos fetales (caso de Planned Parenthood).

Esas estrategias, ese modo de abrir primero una rendija, luego un boquete, luego una puerta inmensa y luego una invasión, eso ya lo conocemos, o ya deberíamos conocerlo muy bien. Lo sorprendente es que la gente lo sigue aceptando. ¿Por qué no “unen los puntos”? ¿Por qué, si les han proyectado tantas veces la misma película, y ya saben que los van a estafar, se siguen dejando estafar?

Yo personalmente llevo años repidiendo casi en solitario el hashtag (etiqueta): #VanPorTusHijos. Revisa mis redes sociales y verás que no miento. ¿Y la gente? Tranquila, despreocupada, metida en sus asuntos, diversiones, distracciones… Luego llega el Estado español y se descara, y dice con descaro: “Es que tus hijos ya no son tuyos; son de nosotros; los educaremos como NOSOTROS queramos; y tú te callas…”

Un reclamo mínimo, pero valiente, necesario y en la dirección correcta, es el PIN parental, es decir, un recurso adecuado para que los papás tengan la potestad, apenas natural, de autorizar o negar que sus hijos participen en algunas de las actividades del colegio: no todas pero sí aquellas que implican los valores mismos de la familia, sus convicciones, sus derechos más íntimos. Y ya ves: el gobierno español, de absoluta y radical Izquierda, sabe que tiene agarrada la presa, y no la va a soltar fácilmente. Según ellos, nada de PIN parental, nada de control de los papás. La idea es clara: queremos hacer las nuevas generaciones a nuestro gusto y según nuestro solo criterio. Y los demás, que se callen.

¿Era o no era cierto? #VanPorTusHijos Más información sobre el estado de las cosas en España, aquí.

Perspectiva de género: el inesperado retorno del racionalismo

Interesante artículo del P. Leandro Bonnin sobre los trasfondos, implicaciones y suposiciones que rodean y sostienen a la Ideología de Género. Resulta sorprendente ver que esa ideología empuja una especie de re-edición del racionalismo, en el sentido de concebir al ser humano como un puro ente pensante, una pura razón “libre,” que así desconectada de todo y de todos puede auto-definirse según su propio gusto, conveniencia o decisión.

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Nota breve sobre el artículo de la revista Science sobre el llamado gen gay

Saludos Fray. Te envío una publicación de Science (la del “gen gay”), sin mis comentarios, esperando los tuyos. — E.B.

* * *

Te resumo mi opinión: Es un artículo muy importante que sin embargo muestra mucho miedo. En cualquier otra área de la ciencia, un nivel de resultado de correlación no mayor “entre el 8 y el 25%,” que según los mismos autores “impide hacer predicciones sobre las preferencias sexuales” indicaría solamente una conclusión: No hay causa genética establecida para el comportamiento homosexual.

Pero el artículo trata de no sacar esa conclusión porque de ella se seguiría otra conclusión obvia: si no “se nace” gay entonces las personas básicamente “se vuelven” gays, y de ello surgen otras tres consecuencias, que sin embargo son extremadamente impopulares en el ambiente cultural actual:

1. Un ambiente severamente cargado de celebración de lo homosexual puede favorecer el comportamiento homosexual.

2. Quienes estén más cerca de los niños tienen mayores deberes y derechos en cuanto al ambiente que debe rodear a los niños porque queda claro que el ambiente o la crianza van a determinar entre el 75 y el 92% de lo que suceda con ellos.

3. Si se admite el “derecho” de una persona a volverse gay, o elegir ese tipo de vida y comportamiento, es de rigor admitir el derecho de un gay a buscar las ayudas que considere oportunas para dejar esa forma de vida.

No se nace gay

“El primer gran estudio con potencial estadístico suficiente para respaldar sus conclusiones ha establecido inequívocamente que no se puede predecir genéticamente el comportamiento homosexual…”

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Un artículo que yo podría firmar

Este es un artículo valiente pubicado en La Voz de Galicia, el 3 de Agosto de 2019. Su autor es Paco Sánchez.

Deberíamos hablar más claro y dejar de decir que se puede cambiar de sexo. No se puede. Cabe simular el sexo contrario -solo hay dos, y no varios, como demuestra un aplastante 99,8 % de la población-, cabe intentar parecer un hombre o una mujer mediante el uso, peligrosísimo, de hormonas o mediante cirugías que suponen casi siempre la castración, la condena a la esterilidad. Pero no es verdad que se den verdaderos cambios de sexo. Tampoco parece que quienes lo intentan consigan sentirse mejor consigo mismos, con sus falsos miembros o sus amputaciones de órganos sanos. Si para los que sienten ese problema de identidad el riesgo de suicidio se multiplica por nueve, para quienes llevan a cabo un aparente cambio de sexo, el riesgo es diecinueve veces superior. En fin, uno lo entiende todo, lo comprende todo, porque en ocasiones los niveles de desesperación pueden ser muy grandes y la presión publicitaria -casi siempre a través de la cultura- de nuevos nichos de mercado, para médicos que renuncian a sanar enfermos o para productos farmacéuticos que habrá que tomarse toda la vida, puede resultar insoportable. Pero hay una cosa que no entiendo ni disculpo.

Me parece diabólico que esto se haga con niños, con menores de edad en general, comprometiendo para siempre su existencia por una percepción acaso pasajera o porque, simplemente, son homosexuales. Al mismo niño al que no se le permite comprar una aspirina se le consiente -y se fuerza a menudo a sus padres- que inicie tratamientos bárbaros de los que dependerá para siempre, si sobrevive.

Del tétrico dogma trans no se puede disentir: hay mucho dinero en juego. Pero que dejen en paz a los niños, por favor.

Ideología de género, ciencia y sensatez

“Ciertamente los “estudios de género” y una atención mayor a la dimensión psicológica y cultural de la identidad sexual de la persona son un elemento valioso. Pero la extrapolación de esos aspectos, la negación de la evidencia científica en el campo de la biología y la pretensión de imponer esa visión a todos hacen que los “estudios de género” tomen la forma de una “ideología”…”

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