Hola, saludos y bendiciones. ¿Podría ayudarme con una cita bíblica que no logro entender? Marcos 4,12; lo que dice Jesús, como si el mensaje de conversión no fuera para que todos lo entendieran. Gracias. -E.V.
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El contexto, dentro de ese capítulo 4 de Marcos, es este:
10 Después, cuando Jesús se quedó solo, los que estaban cerca de él junto con los doce discípulos le preguntaron qué quería decir aquella parábola. 11 Les contestó: «A ustedes, Dios les da a conocer el secreto de su reino; pero a los que están afuera se les dice todo por medio de parábolas, 12 para que por más que miren, no vean, y por más que oigan, no entiendan, para que no se vuelvan a Dios, y él no los perdone.
El problema de comprensión se encuentra claramente en la expresión “para que.”
Dice Jesús: “para que por más que miren, no vean, y por más que oigan, no entiendan, para que no se vuelvan a Dios, y él no los perdone.”
Esa expresión en español es la traducción de una conjunción griega: “hina,” que en latín se traduce usualmente por “ut.” Sin embargo, no hay una equivalencia completa entre “hina” del griego y “ut” del latín, o “para que” del español. “Hina” muestra un encadenamiento de acontecimientos mientras que, tanto “ut” como “para que” añaden un elemento de intencionalidad que puede estar o no estar en un determinado texto griego. Si lo analizamos bien, es esta intencionalidad el que precisamente dificulta entender el texto: nos parece que Dios no quiere, es decir, no tiene intención de salvar, y ello contradice a toda la Biblia.
“Hina” por sí mismo no implica intención de los sujetos sino solo encadenamiento de acontecimientos, de modo que a menudo se traduce por un simple “que” como sucede en Mateo 4,3, cuando el demonio dice a Jesús: “Ordena que (hina) estas piedras se conviertan en pan.” O también en Mateo 10,25: “Es suficiente que (hina) el discípulo sea como su maestro.” Uno ve, en este último ejemplo, que no hay cómo entender “hina” en el sentido de “para que.” De hecho, los verbos que suponen un hablar, tales como: decir, pedir, suplicar, ordenar, predicar, reclaman de modo más natural esta interpretación de “hina” como un simple “que.”
Un caso interesante es Lucas 7,6, que en una traducción usual dice: “Jesús iba con ellos, pero cuando ya no estaba lejos de la casa, el centurión envió a unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes más, porque no soy digno de que entres bajo mi techo.” Lo interesante es que esta vez la conjunción “hina” se ha traducido por la palabra “de que.” Con “para que” la traducción sería: “…no te molestes más, porque no soy digno para que entres entres bajo mi techo.” Uno se da cuenta que “hina” no tiene un carácter intencional aquí, como tampoco lo tiene en los verbos que denotan un hablar. Lo que el centurión está exponiendo es la relación entre dos hechos: “yo no soy digno” y “Jesús el profeta viene a mi casa.” El uso de “hina” indica la relación entre esos hechos, no el hecho de que él no quiera que Cristo vaya.
Toda esta explicación nos permite ver de un modo diferente el pasaje original. La frase que más impacta es: “a los que están afuera se les dice todo por medio de parábolas, para que por más que miren, no vean Pero ya vemos que ese “para que” no es forzoso. “Hina” alude a dos cosas que se suceden con cierta consecuencia sin implicar forzosamente una intención. Entonces cabe pensar en algo como esto: “a los que están afuera se les dice todo por medio de parábolas, de modo que por más que miran, no ven…” El giro lingüístico “de modo que” sirve en español para indicar cosas que se van sucediendo con cierta consecuencia, sin que haya que atribuir intenciones a todos los sujetos.
Teniendo en cuenta el uso del verbo “gínetai,” que alude a lo que resulta de una acción, el pasaje original podría ser leído y entendido así:
10 Después, cuando Jesús se quedó solo, los que estaban cerca de él junto con los doce discípulos le preguntaron qué quería decir aquella parábola. 11 Les contestó: «A ustedes, Dios les da a conocer el secreto de su reino; pero a los que están afuera todo les queda en parábolas, 12 de modo que por más que miran, no ven, y por más que oyen, no entienden, y así no se vuelven a Dios, y él no los perdona.»