Comienzos de la historia de Cristóbal Colón

Los franciscanos y los Reyes

Un conjunto de circunstancias adversas al proyecto del marino y geógrafo genovés Cristóbal Colón (1451-1506) fue lo que hizo que su idea, tenida por descabellada, triunfase finalmente mucho más allá de lo que él mismo había soñado. Su proyecto, rechazado en diversos lugares y cortes, había de ser patrocinado por la mayor potencia de la época, la Corona española, cabeza de un gran pueblo, cuyas formidables energías iban a manifestarse sorprendentemente en las próximas décadas. Poco y malo hubiera sido el descubrimiento, si sólo hubiera dado lugar a unos enclaves comerciales en las costas. Poco hubiera sido el descubrimiento, si no se hubiera visto seguido de la inmensa acción evangelizadora y civilizadora realizada por España.

Pues bien, el medio providencial para el encuentro de Colón y la reina Isabel fueron unos humildes y cultos franciscanos de la Rábida. En efecto, el rey Juan II de Portugal, centrado en la exploración de las costas occidentales de Africa, no había querido interesarse por los sueños de Colón, que pretendía llegar a las Indias navegando hacia occidente. Por eso, en la primavera de 1485, en parte por despecho, y en parte por temor a que, descubiertas sus intenciones, pudiera ser apresado por el rey portugués, emprendió Cristóbal Colón, con su hijo Diego, de ocho años, un viaje a pie hacia Huelva. Así llegó, agotado y sin recursos, con su hijo, a las puertas del convento franciscano de La Rábida, junto a Palos de la Frontera. Quiso Dios que allí conociera a fray Antonio de Marchena, un franciscano de mente universal, que pronto se entusiasmó con el proyecto colombino. Y quiso Dios también que el superior del convento fuera fray Juan Pérez, antiguo confesor de la reina Isabel la Católica.

Los franciscanos, pues, que habían de tener un protagonismo indudable en la evangelización de América, fueron los que facilitaron a Colón el encuentro con la reina, y quienes le apoyaron después en las arduas discusiones con los doctores de Salamanca y con los funcionarios reales. Finalmente, el 17 de abril de 1492, tras varios años de tenaces gestiones, se formularon las Capitulaciones de Santa Fe, en las que se determinaron las condiciones de la expedición en la que Colón iba a descubrir un Mundo Nuevo.

El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

Teología de la Sanación, 4 de 4, Contagio de Vida

[Retiro para la Comunidad Parroquial de “El Señor de los Milagros” en Santa Marta.]

Tema 4 de 4: Contagio de vida

* Ejercicio de “Lectio Divina” a partir del texto del encuentro entre Jesús y el leproso que le suplica: “Si quieres, puedes sanarme.”

* La Ley de Moisés prohibía que el enfermo tocara al sano, porque el enfermo contagiaría de su mal al sano. Jesús muestra que existe el contagio del bien: su salud contagia al leproso, es decir, lo sana.

* Y contagiados por el bien de Cristo, somos capacitados para contagiar a otros: eso se llama evangelización.

Teología de la Sanación, 3 de 4, Comienzo de un lenguaje entre Dios y el hombre

[Retiro para la Comunidad Parroquial de “El Señor de los Milagros” en Santa Marta.]

Tema 3 de 4: Comienzo de un lenguaje entre Dios y el hombre

* Para mucha gente la sanación es como el culmen de su relación con Dios. Sentirse libres de sus limitaciones y enfermedades es lo que más anhelan y por eso, si Cristo les concede esa deseada curación, ello parece como la cumbre y el máximo de su experiencia del amor divino.

* Lo que leemos en la Escritura es muy diferente. Sanarse, sentir la caricia de Dios Padre, poder asirnos a su mano extendida y amorosa, es sólo el comienzo. Cristo no quiere solamente reparar el barco: quiere darle luz y salud al piloto.

* Cabe suponer, incluso, que en su providencia, Dios retrasa algunas de las peticiones que le hacemos porque no nos ve listos para administrar los bienes que Él mismo quiere darnos.

* Avanzar en la sanación consiste, entonces, en no interrumpir la obra divina: al curarnos, él estaba renovando nuestro ser; que esa renovación llegue hasta lo profundo de nuestra alma y de cada una de nuestras decisiones.

Teología de la Sanación, 2 de 4, Señales del Reino de Dios

[Retiro para la Comunidad Parroquial de “El Señor de los Milagros” en Santa Marta.]

Tema 2 de 4: Las curaciones y milagros son señales del Reino de Dios

* Un signo es algo pequeño que remite a algo mucho mayor, como el humo remite al fuego. Uno ve en los Evangelios que cristo parte de realidades muy cercanas a nosotros, y muy materiales, para llevarnos a realidades menos accesibles y más espirituales. Por ejemplo, en Juan 6, de la multiplicación del pan material a la conciencia de que Cristo es el Pan vivo bajado del Cielo, Pan abundante que de verdad sacia el hambre más profunda del corazón humano.

* Según eso, podemos esperar que sus milagros sean más que actos de compasión para personas específicas. La verdad es que son señales de la llegada del Reino de Dios. Esto puede examinarse en cinco curaciones típicas de su ministerio:

(1) La lepra destruye el tejido y asila al enfermo. Otro tanto hace el pecado en el pecador. Cristo sana al leproso y perdona y da conversión al pecador.

(2) La ceguera hace que uno no reconozca los peligros ni sepa de dónde viene verdadero auxilio. Otro tanto hace la ignorancia en el que desconoce a su Dios. Cristo es luz para todos.

(3) La sordera rompe la comunicación. Sordos estamos a la Palabra divina. En Cristo el amor se ha vuelto cercano y comprensible.

(4) La parálisis nos encierra en una prisión de inmovilidad. El pecado nos encarcela en nuestros exiguos intereses. Viene Cristo y abre esa cárcel y nos hace capaces de servir.

(5) Cristo volvió a la vida (re-vivificó) a algunos que habían fallecido, como es el caso de Lázaro. cristo da vida nueva al que cree en él.

Teología de la Sanación, 1 de 4, Obras de Misericordia

[Retiro para la Comunidad Parroquial de “El Señor de los Milagros” en Santa Marta.]

Tema 1 de 4: Las curaciones que realiza Cristo son obras de su compasión

* ¿Qué mueve a Cristo en su ministerio de sanar a los enfermos? Es evidente su compasión pero debemos notar que no se trata solamente de un sentimiento.

* El ser humano es imagen de Dios, nos enseña el Génesis. esa imagen queda deformada por todo aquello que atenta contra la dignidad humana, y principalmente entonces, por el pecado.

* La sanación es, entonces, un camino de restauración de la belleza original que Dios ha querido para cada uno de nosotros. Es un concedernos retornar al plan original suyo: aquello que hemos perdido por nuestras faltas y por la manera como nos han afectado las faltas de los demás.

* ¿Por qué permanecemos ciegos a la fealdad que el pecado trae a la vida? Porque solemos ponernos anteojos que ocultan ciertos tonos y colores. Los principales anteojos de ese disimulo son: (1) “Es normal…” (2) “Es lo actual, es moderno, hoy se piensa o se obra así…”; (3) “Yo no soy ningún santo…”; (4) El fin justifica los medios.

* Ciertamente necesitamos de la luz y la gracia de Cristo para arrojar esos anteojos, ver nuestra realidad y dejar a Dios ser Dios en cambiar nuestra vida.

Opus Dei y Camino Neo-catecumenal

Padre, sigo con mucho gusto sus postings sobre San Josemaria! Yo estudie la secundaria en un colegio Jesuita, y luego la universidad en la U de Piura, fundada por Monsenior Escriva. Ahora vivo en Canada y mi ex-novia me llevo al Camino Neocatecumenal, y llevo 7 meses en la comunidad donde soy muy feliz. La cosa con la que me esta contrariando un poco es el viejo espiritu de “La Obra” de santificarme en mi trabajo (Resultado primario: Gloria a Dios, “gancho” apostolico! Secundario: bienes materiales, exito, oportunidades) esta chocando con “el Camino” donde la relacion con el dinero, trabajo y exito creo es mas cercana al evangelio “crudo”. Noto que “La Obra” puede ser mas elitista, porque esta interesada en reclutar a quien puede dar mas. Noto que “el Camino” es mas abierto, porque es un autentico hospital de pecadores como yo. Tengo hermanos que sufren mucho. Padre, que puedo hacer para reconciliar esta pequenia contradiccion interna? Alguna charla para escuchar? Gracias por su tiempo y que Dios lo bendiga siempre! – LGG.

* * *

No es casualidad que Kiko Argüello y Escrivá de Balaguer sean ambos españoles. Ya a partir de los siglos de lucha contra las pretensiones territoriales del Islam, el alma española se acostumbró a lo rotundo, y con ello, a la presentación de la fe como algo que impregna todas las áreas de la vida humana y todos los estamentos de la sociedad.

Pero las aproximaciones son distintas. Escrivá cree en la renovación de la sociedad desde el fermento de una vida cristiana seria, bien fundada, consistente, persistente. Argüello, en cambio, no le cree al “sistema.” Considera que el pecado vicia de tal manera las raíces de todo, que el cristiano debe situarse situarse en la serena certeza de que su vida es opuesta al mundo.

Uno no debe calificar a Escrivá de mundano ni a Argüello de anarquista. Escrivá es claro en temas centrales de la oposición al espíritu mundano como por ejemplo, la cruz, la obediencia, la virtud, la verdad, la coherencia con unos principios que el mundo claramente detesta. Argüello, por su parte, es claramente “conservador” y muy fiel a la más pura de valores de la tradición católica, particularmente en lo que tiene que ver con la familia, la autoridad y la defensa de la vida. Uno ve que estos dos grandes buscan en el fondo lo mismo: un hombre y una sociedad fascinados por la persona adorable de Jesucristo , y plenamente consecuentes con su fe.

Hay otro contraste entre ellos, sin embargo. Mucho más claramente que Argüello, Escrivá enfatiza a menudo el papel de la voluntad humana. Con una lectura superficial, uno puede creer que Forja o Surco son manuales de apoyo a una mentalidad pelagiana, según la cual todo puede conseguirse a base de esfuerzo. Por supuesto, ese no es el caso. Escrivá subrayó suficientemente el lugar de la oración humilde, la súplica confiada, la certeza de la acción de Dios en los sacramentos. Dicho de otro modo: él es un testigo de la acción de la gracia santificante y transformante de Dios. Pero, por lo mismo, si afirmamos que la gracia transforma, esa transformación tiene que impregnar la manera como obramos, las decisiones que tomamos, el tenor de vida que seguimos. En lo que no cree Escrivá es en eso de tener uno mucha confianza en la misericordia divina mientras se lleva una vida de homenaje al pecado, a la moda o al diablo. Esa exigencia de coherencia puede sonar a legalismo pero en realidad tiene una base bíblica muy clara que salta a la vista en pasajes como aquello de Santiago: “la fe sin obras está muerta.”

En fin, considero que ante estos dos grandes hombres de fe nuestra actitud ha de ser la que tomamos ante todo aquello que es admirable: aprender lo bueno y dejarnos cuestionar por la audacia y radicalidad de sus propuestas.

Cuando una mentira, aunque repetida, se revela como mentira

“Un nuevo libro de Steven Jiminez, periodista gay galardonado, va mucho más allá que los anteriores críticos de la historia de Shepard. Jiminez fue a Laramie muchos años atrás con el objeto de realizar entrevistas para el guión de una película sobre la vida y la muerte de Shepard. Casi inmediatamente comenzó a escuchar historias jamás contadas y que contradicen rotundamente la idea de que Shepard haya sido asesinado porque era gay…”

Mentira de ícono gay

Click!