Deformación que trae el pecado

37. La Sagrada Escritura, con la que está de acuerdo la experiencia de los siglos, enseña a la familia humana que el progreso altamente beneficioso para el hombre también encierra, sin embargo, gran tentación, pues los individuos y las colectividades, subvertida la jerarquía de los valores y mezclado el bien con el mal, no miran más que a lo suyo, olvidando lo ajeno. Lo que hace que el mundo no sea ya ámbito de una auténtica fraternidad, mientras el poder acrecido de la humanidad está amenazando con destruir al propio género humano.

A través de toda la historia humana existe una dura batalla contra el poder de las tinieblas, que, iniciada en los orígenes del mundo, durará, como dice el Señor, hasta el día final. Enzarzado en esta pelea, el hombre ha de luchar continuamente para acatar el bien, y sólo a costa de grandes esfuerzos, con la ayuda de la gracia de Dios, es capaz de establecer la unidad en sí mismo.

Por ello, la Iglesia de Cristo, confiando en el designio del Creador, a la vez que reconoce que el progreso puede servir a la verdadera felicidad humana, no puede dejar de hacer oír la voz del Apóstol cuando dice: No queráis vivir conforme a este mundo (Rom 12,2); es decir, conforme a aquel espíritu de vanidad y de malicia que transforma en instrumento de pecado la actividad humana, ordenada al servicio de Dios y de los hombres.

A la hora de saber cómo es posible superar tan deplorable miseria, la norma cristiana es que hay que purificar por la cruz y la resurrección de Cristo y encauzar por caminos de perfección todas las actividades humanas, las cuales, a causa de la soberbia y el egoísmo, corren diario peligro. El hombre, redimido por Cristo y hecho, en el Espíritu Santo, nueva criatura, puede y debe amar las cosas creadas por Dios. Pues de Dios las recibe y las mira y respeta como objetos salidos de las manos de Dios. Dándole gracias por ellas al Bienhechor y usando y gozando de las criaturas en pobreza y con libertad de espíritu, entra de veras en posesión del mundo como quien nada tiene y es dueño de todo: Todo es vuestro; vosotros sois de Cristo, y Cristo es de Dios (I Cor 3,22-23).

[Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 37]

El Quijote – Interactivo

“El Quijote interactivo es un proyecto que permite un acercamiento innovador a la primera edición de la obra cumbre de Cervantes, conservada en los fondos de la Biblioteca Nacional de España. Gracias a esta iniciativa es posible disfrutar del Quijote como si tuviera el libro en sus manos, al tiempo que se puede acceder a contenidos multimedia que ayudan a contextualizar la obra…”

El Quijote - Interactivo

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X-H. La vocación del predicador

361. Cuando recibía palabras tuyas, las devoraba; tu palabra era mi gozo y mi alegría íntima; yo llevaba tu nombre, Señor, Dios de los ejércitos. (Jer 15,16)

362. La palabra del Señor se me volvió escarnió y burla constantes, y me dije: No me acordaré de él, no hablaré más en su nombre. Pero la sentía dentro como un fuego ardiente, encerrado en los huesos: hacía esfuerzos para contenerla y no podía. (Jer 20,8-9)

363. El Señor me dirigió la palabra: Antes de formarte en el vientre te escogí, antes de salir del seno materno te consagré y te nombré profeta de los paganos. Yo repuse: ¡Ay, Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un muchacho. El Señor me contestó: No digas que eres un muchacho: que a donde yo te envíe, irás; lo que yo te mande, lo dirás. (Jer 1,4-7)

364. Tú me sedujiste, Señor, y yo me dejé seducir; me has violentado y me has podido. (Jer 20,7)

365. Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia; así el hombre de Dios se encuentra perfecto y preparado para toda obra buena. (2 Tm 3,16-17)

366. He competido en la noble competición, he llegado a la meta en la carrera, he conservado la fe. (2 Tm 4,7)

Cielo, Infierno, Purgatorio

Padre, hay almas ya en el infierno? o habrá hasta el juicio final, o acaso aquellos que ya han muerto y en verdad fueron malos ya están condenados?, y aquellos que se arrepintieron estan en el purgatorio?, y los buenos en el cielo? como sera? – Preguntado en formspring.me/fraynelson

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Tu pregunta es preciosa oportunidad para recordar lo que nos trae el Compendio oficial del Catecismo de la Iglesia Católica sobre estos temas. Los números que aparecen antes de cada respuesta remiten al texto del Catecismo de la Iglesia, es decir, ya no el Compendio sino el Catecismo completo.

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