Reunidos con nuestro Cónsul Honorario, un grupo considerable de colombianos recordamos en Dublín la fecha por antonomasia de la independencia nacional. Estas palabras pude dirigir a mis compatriotas.
EL PADRE NOS CREO LIBRES
EL PADRE NOS CREÓ LIBRES
(Lc 15,12-13; Salm 102, 1-4. 9-12; Apoc 3,20)
Les invito a que nos detengamos con más esmero en la persona del padre. El primer gesto maravilloso del padre aparece cuando accede a la exigencia de su hijo menor: “dame la parte de la herencia que me corresponde“. Y el padre repartió su bienes entre los dos hermanos” (v. 12). Las palabras del menor son duras, como pedernal, ni siquiera le llama padre. El padre dio la herencia, de una vez, a los dos hijos y no se opuso a que el hijo menor se marchara. No podía obligarle a vivir junto a él contra su voluntad. No podía forzar su amor, coartar su libertad. Un hijo sin libertad es un esclavo. Por eso, no fue el padre quien convirtió en esclavo al hijo, sino este mismo quien quiso dejar de ser hijo y empezar a ser esclavo. Quien no se comporta como hijo se comporta como esclavo, pues somos hijos o esclavos (Gal 4-5).