171.1. Es tiempo de que te habla de tu modo propio de pobreza, es decir, la fragilidad. Tal vez tú no recuerdes, pero yo sí me acuerdo de tu primera experiencia con este concepto: un letrero en uno de los lados de una caja de cartón para un televisor. Sólo un palabra, en notorias mayúsculas: “FRAGIL.” Sólo una palabra, ¡pero cuánto te dijo y cuánto dice esa palabra!
171.2. Tu mente de niño ya notó en aquella ocasión que ni las cajas de los juguetes ni las bolsas del pan tenían esa nueva palabra. Ni la comida ni el juego: dos realidades muy próximas a tu condición y a tus intereses. “Las cosas frágiles son cosas de la gente grande,” pensaste. Tu mundo no era o no te parecía un mundo frágil en aquella época.