El Primer Mandamiento de la Ley de Dios es “primero” en varios sentidos, sobre todo porque sin el amor todo lo demás vale poco y significa menos. Ya desde la primera mitad del siglo XX el Espíritu Santo había inspirado obras y caminos de santidad en la vida de los laicos, como decir la Acción católica, la Legión de María o el Opus Dei. Todo ello condujo a una visión positiva de la vocación del laico como aquel que, desde una experiencia de amor de Dios, expresa y traduce el reinado de Cristo en las realidades de este mundo.
No tengais miedo
Una frase que el Papa Juan Pablo II hizo popular, es primero un mandato que Nuestro Señor Jesucristo dejó a quienes creemos en Él. Fue Jesús, además, quien primero mostró que es posible vencer al odio sin odiar y vencer a la agresión sin agredir. Su dolorosa Pasión es en realidad una batalla, una guerra contra las tinieblas del pecado y contra el poder del miedo en la vida humana.