Tanto el miedo como la tristeza son finalmente homenajes al poder del mal, y por ello son obstáculos para creer plenamente en la bondad y la potencia que se han manifestado en Cristo. En cuanto nos resolvemos a no dar pleitesía a la maldad, y nos resolvemos a admirar las obras de Cristo, su misericordia irrumpe triunfante en nuestra vida.
Aurora de la Misericordia
Dios nos ha rodeado de señales de su amor, y sin embargo, a todos nos cuesta alguna vez creer a fondo en las promesas de Dios. El ejemplo elocuente de la Santa Virgen, que es ella misma Aurora del Día de Cristo, nos empuja a vencer el escepticismo y rendirnos al poder del amor más grande.