105.1. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
105.2. Uno de los motivos de mi presencia en tu vida, es purificar y levantar tu imaginación. Precisamente nuestra condición de “invisibles” es como una especie de discreto freno a las pretensiones de la fantasía humana. Aprender a vivir y crecer junto a los Ángeles significa para ti, entre otras cosas, una preciosa y continua oportunidad de humillar tu mente y acrisolarla en las virtudes fundamentales de la fe y la caridad.
105.3. En efecto, hay muchas vidas que no mejoran simplemente porque no sienten el impulso de algo mejor ni más bello ni más grande que lo que ya son. La inercia se apodera de ellas y languidecen como si tuvieran por destino ser momias y no flores y torrentes de vida. La santidad propia de nuestro estado es un magnífico acicate a la mediocridad que sin cesar os tienta.