54.1. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
54.2. El diamante más fino y el más humilde trozo de carbón están hechos del mismo elemento, te enseñó la Química. Tú eres un trozo de carbón, todo tú. No es que tu cuerpo sea carbón y tu alma diamante. No es que tu interior sea diamante y tu exterior carbón. No es que tus afectos y realidades sean carbón y tus ideas y proyectos diamante. No es que tengas métodos de diamante y una historia de carbón. Tú eres un trozo de carbón, todo tú.
54.3. He aquí la razón por la que tantos esfuerzos tuyos para cambiar y convertirte han terminado en fracaso. Te fías demasiado de tu capacidad de conocerte y crees que puedes tener un sistema perfecto para cambiar. Como si tu inteligencia, que ha mostrado tantas fallas en tantas cosas, en esto fuera irreprochable. Admites tus errores, pero crees que tienes la fuerza para cambiarlos; pides la gracia, pero piensas que tu petición es perfecta; buscas ser diferente, pero te imaginas que tú te darás cuenta de cuándo empiezas a serlo.