53.1. ¿De dónde viene mi voz? Cuando el hombre busca el Cielo de Dios, lo busca arriba de sí mismo, tal vez por esa asociación que se afianza en la infancia entre “más alto” y “más grande, fuerte y sabio.” Por eso es común y natural que se asocie el lugar de Dios con lo más alto de los aires, o con los espacios siderales que se abren como inmensos abismos más allá de la Tierra. Por eso también es natural que pienses en mí, es decir, que me imagines, como un ser más alto que tú, o como un ser que viene desde lo alto hacia ti. En la medida en que estas representaciones imaginativas no se tomen demasiado formalmente, os ayudan, porque permiten más fácilmente que vuestro corazón se una a vuestros pensamientos y palabras. Pero mi voz no viene de lo alto, en sentido estricto de palabra, ni tampoco de lo bajo, desde luego.