Imaginemos las cosas como están, pero al revés. Imaginemos que son los empleadores los que definen la educación, y no los educadores los que determinan quién está autorizado para emplearse. Voy a dar amplia libertad a mi teclado (que no pluma) para lo que sigue. Es un puro ejercicio de especulación pero quizá encuentre algún oído atento.
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