330.1. Quiero decirte que el Cielo es como un lugar donde se escuchan muchos relatos. Esa palabra es bella y útil para el propósito de esa enseñanza que quiero darte. Un relato no es un discurso, ni un tratado, ni una descripción, ni un ensayo. Lo propio del relato, o cuento, es unir la verdad de alguien con una secuencia de hechos o eventos. De esa manera los relatos presentan una verdad en movimiento.
330.2. Jesús usó muchos relatos, que suelen llamarse parábolas. Entre las muchas razones para usar esa forma de predicar, una es que la mente humana está especialmente predispuesta a recibir relatos. Dios la diseñó así, puedes decir. Los relatos, o por lo menos: los buenos relatos, integran la condición más profunda de la existencia del hombre, que es la temporalidad, con el anhelo más profundo del mismo hombre, que es la verdad.