295.1. La paz de tu mente la pierdes cuando el mundo no obra como tú esperarías. La contradicción entre tus expectativas y lo que termina sucediendo te desconcierta y te obliga a reajustar tus planes e incluso tus deseos, y por eso sientes incomodidad o impaciencia.
295.2. Ten en cuenta que no suele estar en tu mano tomar control de todo lo que suceda a tu alrededor. Eso no lo puedes ajustar; lo que sí puedes ajustar son tus expectativas, y fue de eso de lo que te habló Nuestro Señor cuando se describió a sí mismo con estas palabras: “El Hijo del Hombre no ha venido para ser servido sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Mt 20,28).