Es mi tiempo; es mi tiempo el tiempo de mi Dios;
es mi tiempo, mas no es mío, es tuyo, mi Señor;
y yo digo que es tu tiempo porque siento que es mejor
que lo llenes con tu gracia y con tu amor.
Ese día que llegaste a la puerta de mi corazón,
ese día dije a todos: “Nazco hoy.”
Es mi casa; es la casa llena de tu luz;
es mi casa, mas no es mía es tuya, mi Jesús;
y yo digo que es tu casa con inmensa gratitud,
porque todo es tan distinto si estás tú.
Las tormentas dieron paso a un hermoso cielo azul
cuando di el lugar primero a tu Cruz.
Es mi vida, y la vivo sólo por la fe;
es mi vida, mas no es mía es tuya, sabes bien;
y yo digo que es tu vida porque ya no es como ayer:
tiene ya su amor y dueño: Cristo Rey.
Peregrino, voy andando hacia un nuevo amanecer
cuando mi Señor me llame a estar con Él.