3. El arte de lo feo
El recurso a lo tradicionalmente considerado como feo ha sido un ingrediente cada vez más presente en algunas actividades artísticas. La literatura latinoamericana tuvo su “nadaísmo” y Francia su Baudelaire y su Verlaine. El mundo anglosajón ha conocido el rock metálico y satánico, y los videos de decapitaciones tienen siempre amplio público en Internet.
Ser o parecer malo, violento, es casi una aduana obligada para millones de jóvenes, que se visten con calaveras o marcan su piel con tatuajes chocantes. Los propagandistas del satanismo o de religiones neopaganas aluden siempre a la experiencia de libertad. En los países escandinavos crece la popularidad de los cultos naturistas precristianos, aun sabiendo que, como sucedió con los druidas, tales cultos incluían sacrificios humanos. ¿Por qué todo esto? ¿Locura colectiva? ¿Hastío de un mundo donde todo está tan resuelto que ya aburre? ¿Revancha del diablo y sus secuaces?