La Llamada
Cuando uno siente que tiene una palabra que decir pero desconfía de quienes pretenden hacerse oír, porque ello es como cambiar el objeto que uno quería conocer, ¿qué opción le queda? Sólo una: esperar una llamada. Mi vida entera ha sido y cada vez es más eso: esperar una llamada. No es que una vocación haya sucedido en mi vida sino que mi vida entera es vocación. El último llamado que quisiera oír es el de Jesús: “Ven, bendito de mi Padre; ven a heredar el reino preparado para ti desde la fundación del mundo.” (cf. Mt 25,34). No espero menos que eso; no sería cristiano si esperara menos que eso.