Jugar y Aprender
Según las descripciones que nos ha dejado san Agustín de Hipona, juego y aprendizaje muchas veces se han visto como opuestos, por no decir enemigos. En aquella época las cosas se veían más o menos así: El juego es el terreno de la libertad y la gratuidad; la escuela, el terreno de la exigencia y de los fines evaluables. Desde este punto de vista, poco juego puede pedirse a las escuelas, aparte de algún tiempo de “recreo,” destinado especialmente a recobrar las fuerzas para seguir en lo serio, lo que sí vale la pena: el estudio.