Juegos y adicciones
Queda claro, entonces, que lo de los juegos, jugar y entretenerse, no es un asunto trivial. Implica dinero, gente, vidas, fuerzas, talento y preguntas muy profundas.
La cara oscura del tema es la adicción. Como cualquier otro adicto el jugador compulsivo puede despedazar todo con tal de no desprenderse de aquello que le fascina y se adueña de él. Las historias a este respecto son dramáticas y tristes: gente ofreciendo a los propios hijos o hijas en una mesa de póker, o arriesgando el patrimonio de la familia entera o llegando a la desesperación o el suicidio por una racha de “mala suerte.”