Hemos concluido los encuentros en Asunción, con jornadas de predicación, oración, un taller bíblico y la eucaristía de clausura. Los queridos amigos del Paraguay han brillado por su fervor y una calidez maravillosa. Yo, que he visto, tanta gente en oración, me llevo grabados los rostros de muchos de estos hermanos a quienes he visto transfigurados en su alabanza y amor a Dios.