De nuevo en casa, el desorden de mi habitación alcanza límites insospechados de caoticidad (¿existirá esa palabra?). Pero más que eso, lo que vivo es la alegría de ver de nuevo a los hermanos. Creo que día a día voy sintiendo más cercanos a mis queridos frailes irlandeses. El tiempo, las experiencias compartidas y un poco de más fluidez en el idioma van haciendo la obra.