Todavía recuerdo mi extrañeza la primera vez que oí hablar de sectas dentro de la Iglesia Católica. Semejante calificativo se justificaría, opinan muchos, por el comportamiento de corte absoluto, fundamentalista y proselitista. Los merecedores del epíteto serían grupos y movimientos del estilo del Camino Neocatecumenal, Comunión y Liberación, Legionarios de Cristo, e incluso la Renovación Carismático.