Pensaba en utilizar bicicleta para movilizarme porque estoy gastando unos 70 euros al mes en transporte público. Pero creo que no es buena idea. Un compañero de clases ya tuvo un golpe, que vio como “una señal del cielo”. Es un hombre muy sencillo y amigable, de Etiopía, que con buen humor nos contaba hace poco cómo estuvo al borde de un accidente que hubiera podido ser fatal.
Y esta semana se accidentó el sacristán de aquí de St. Saviour’s, también en bicicleta, golpeado por una moto. Por cierto, ¡a orar por él! Tendrá como unos 60 años y se llama, como casi la mitad de los dublineses, Paddy (diminutivo de Patrck).
Conclusión: bicicleta para transporte público, no. ¿Y para deporte? Habrá que ver después del invierno.