Ejercicio de Alabanza, 5 de 5, La Virgen María, Maestra en la Alabanza

[Predicación en el Tercer Congreso Internacional de la Renovación Carismática Católica de Asunción, en Paraguay.]

Tema 5 de 5: La Virgen María, Maestra en la Alabanza

* Aclaración preliminar: ¿Contemplar a María o predicar sobre ella aparta nuestra atención de Jesucristo? Respuesta: ¡No! Contemplar los cuadros de un pintor no hace que nos olvidemos de él. Conocer las historia de recuperación de enfermos curados por un médico no nos aparte de agradecer el talento que tiene.

* Hemos dicho ya que la humildad de la Santísima Virgen nos enseña a bendecir y alabar desde la tierra firme de la verdad. Si meditamos un poco en su Magnificat, vemos que hay por lo menos otros tres bienes en los que ella es ejemplo eminente:

(1) Aunque es una jovencita, su mirada está atento al dolor de otros. No está centrada ni encerrada en sí misma.

(2) Pero ella no se queda en el dolor del pueblo, cosa que la llevaría a la desesperación o al odio de clases sociales, sus ojos descubren el actuar de Dios en la historia, y de hecho, es es el motivo principal de su alabanza.

(3) He aquí una niña que tiene memoria de su pueblo, y que conoce las promesas de Dios para los suyos. ¿Cuántas chicas tienen esa clase de luz y sabiduría hoy?

Ejercicio de Alabanza, 4 de 5, Alabar con el poder del Espíritu

[Predicación en el Tercer Congreso Internacional de la Renovación Carismática Católica en Asunción, Paraguay.]

Tema 4 de 5: Alabar con el poder del Espíritu

* Las imágenes bíblicas sobre el Espíritu Santo nos ayudan a comprender su relación con una vida de fe y con la experiencia de la alabanza.

(1) El Espíritu es FUEGO, y como tal, separa el metal de la escoria; purifica; y reforma. Quitar la escoria es darnos la fuerza de desprendernos del mal que parecía ya parte de nosotros y de nuestra vida. Purificar es ayudarnos a escoger lo mejor, es decir, concentrar nuestro esfuerzo y corazón más y más en el plan de Dios. Reformar es alcanzar la docilidad que hace posible su verdad en nuestra vida.

(2) El Espíritu es VIENTO que refresca y mueve. El paso del Espíritu consuela, alivia, renueva. Pero también empuja; nos lleva más allá de nosotros mismos y nuestros planes, a menudo tan limitados.

(3) El Espíritu es FUENTE que salta hasta la vida eterna. tener la fuente dentro es poder realizar lo que dice san Pablo en 1 Corintios 13: “El amor no lleva cuentas…” Para no llevar cuentas es preciso tener un amor incontable adentro.

(4) El Espíritu es LUZ que declara los misterios divinos. Aprendemos de Lucas 24 que ni siquiera la mejor de las explicaciones trae verdad al alma, a menos que esta reciba la gracia de “abrirse” al Señor. esa comprensión profunda es también la fuente de la alegría que no muere, y de la comunión que todo lo vence.

Ejercicio de Alabanza, 3 de 5, Dimensión comunitaria de la fe y la alabanza

[Predicación en el Tercer Congreso Internacional de la Renovación Carismática Católica en Asunción, Paraguay.]

Tema 3 de 5: Dimensión comunitaria de la fe y la alabanza

* Es fácil creer que la alabanza es un fenómeno colectivo comparable al entusiasmo que siente una multitud en un evento deportivo o en un concierto. Pero esa no es la fuente de la verdadera alabanza.

* Es fácil también ver la fe como simple convencimiento interior sin fundamento objetivo, es decir, como algo parecido a la sugestión. Según este enfoque, cada quien cree lo que quiere creer. Pero esa no es la fe desde un enfoque verdaderamente cristiano.

* La fe verdadera es siempre RESPUESTA a un testimonio que se funda finalmente en la palabra de los apóstoles, y que tiene su fuente en la mañana de la Pascua y en el día de Pentecostés. La misma palabra que despierta la fe constituye a la comunidad de los que creen: nuestra fe es, desde el principio, una experiencia comunitaria, compartida, eclesial.

* El pecado, por oposición, es siempre divisivo: divide al hombre contra Dios, a quien ve como una amenaza y una limitación enojosa a su libertad; el pecado divide al hombre contra su prójimo, al que sólo puede ver como objeto de dominación, de temor, de uso o de competencia; y el pecado divide al hombre contra sí mismo, pues el bien que descubre su razón se escapa dolorosamente de su voluntad.

* Frente al pecado, el anuncio que hace presente a Cristo significa reconciliación y unidad recuperada. Por eso, la unidad de la comunidad que bendice a Cristo es la respuesta plena al drama del pecado y la división.