Agencias Católicas de Adopción y Derechos Gay en Inglaterra

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El 16 de febrero del año 2006 el parlamento birtánico, con la autorización de Su Majestad la Reina, aprobó el llamado “Equality Act” que crea una Comisión permanente cuya misión (traduzco) es:

Favorecer y respaldar el desarrollo de una forma de sociedad en la cual: (a) la capacidad de las personas para alcanzar su potencial no queda limitada por prejuicios o discriminaciones; (b) se respetan y protegen los derechos humanas de cada individuo; (c) se respeta la dignidad y el valor de cada individuo; (d) cada individuo tiene una oportunidad igual de participar en la sociedad, y (e) hay respeto mutuo entre los grupos humanos, basado en el entendimiento y la valoración de la diversidad, y en el respeto que todos comparten por la igualdad y los derechos humanos.

La idea central es evitar toda forma de discriminación. Hay un énfasis, sin embargo, que viene en el sumario de la ley: evitar la discriminación que venga sobre la base de credo religioso o de orientación sexual. Veamos cómo se entienden estos términos.

En la Parte 2 del mencionado Act lo único que se dice sobre religión es que este Acto Legislativo se refiere a “cualquier religión o creencia.” Con respecto a la orientación sexual las cosas son un poco más específicas, por lo menos en cuanto considera que hay dos sexos. Dice que el término orientación sexual salude a la orientación sexual hacia el mismo sexo (en primer lugar), hacia el otro sexo (opposite sex), o hacia ambos. Nadie puede ser discriminado sobre la base de esa orientación, según el Equality Act.

Una consecuencia inmediata es que las parejas gay quedan facultadas para adoptar niños y las agencias que reciben fondos del gobierno para proveer el procedimiento para esas adopciones legales deben en todos los casos atender a esas parejas y entregarles niños. Si no lo hacen esas parejas pueden recurrir a las autoridades que deberán penalizar o cerrar tales agencias.

Así las cosas, el Cardenal Cormac Murphy O’Connor, arzobispo de Westminster, Londres, escribió al primer ministro Tony Blair elevando una petición formal para que “se protejan los derechos de las agencias católicas de adopción para actuar con integridad.” En su argumentación el señor arzobispo destaca varias cosas: el trato respetuoso que toda persona o pareja recibe en las agencias católicas; el hecho de que estas agencias encaminan a las parejas gay que les llegan para que vayan hacia otras agencias “donde sus deseos de adopción puedan ser estudiados”; el hecho también de que en todas las evaluaciones que se han hecho las agencias católicas han obtenido excelentes puntajes por la calidad de su servicio; la proporción del servicio prestado: un 32% del total en el Reino Unido. Finalmente, el Cardenal subraya que no es justo obligar a las personas a obrar contra su conciencia por preservar los derechos de otras personas.

Legalmente, lo que Murphy-O’Connor pide es una exención, y a estas alturas mucha gente se pregunta, no sólo en el Reino Unido, si Tony Blair la concederá. Hay hechos que apuntan en direcciones divergentes.

  1. Dos eminentes arzobispos anglicanos, Rowan Williams, de Canterbury, y John Sentamu, de York, han respaldado la postura de Murphy-O’Connor. Son voces que importan y pesan en el país que dio a luz el que hoy llamamos “anglicanismo.” Mención especial amerita el hecho de que Williams es considerado por muchos un teólogo liberal, que de hecho no se ha opuesto por ejemplo a la ordenación de obispos anglicanos reconocidos públicamente homosexuales.
  2. Blair, que por cierto está casado con una católica, declaró hace poco, el 25 de enero: “Personalmente, he estado siempre de acuerdo con la adopción de niños por parejas homosexuales.” Añadió también esta frase: “Tanto las parejas gay como las agencias católicas han sido particularmente exitosas en ayudarnos a adoptar niños de difícil ubicación en la sociedad…”
  3. En su gabinete, sin embargo, las cosas están divididas: mientras que Ruth Kelly, que tiene el oficio de “Secretaria de las Comunidades” es abiertamente católica y consecuente, otros miembros, como Harriet Harman, ministra de constitucionalidad, argumenta: “No se puede estar solo un poco en contra de la discriminación.”
  4. Parece claro que los creyentes, sean musulmanes o judíos, tomarán también una postura en la misma línea que ha liderado el arzobispo católico. Si así sucediera podría provocarse un grave conflicto religioso interno. Es decir: tratar de solucionar una tensión y una serie de prejuicios creando otra.
  5. Finalmente, está por verse cuánto interesa el asunto a un primer ministro que está terminando su último mandato y que recibe presiones de su propio partido, el laborista, para dejar un mensaje de victoria sobre los viejos tiempos de discriminación.

Actalización, 29 de Enero, 18:32 PM

Tony Blair se ha decantado por la postura liberal, afirmando que no habrá excepciones ni exenciones a la Ley Anti-discriminación, aunque concediendo un plazo de 21 meses para que las agencias pongan en práctica la legislación aprobada por su gabinete. El objetivo de esos meses es que las agencias que hasta ahora habían funcionado sobre la base de una motivación de fe puedan trasladar a otras agencias o al Estado su larga y en general exitosa experiencia (expertise).

Blair califica este acuerdo como “sensato” y cree que cualquier persona razonable estará de acuerdo con él. Ruth Kelly, católica de su gabinete, denominó un “avance” (breakthrough) a ese mismo acuerdo. Sin embargo, Lorely Burt, liberal democrática, dijo que ese periodo de casi dos años era “innecesariamente largo,” y que “los deseos de los católicos no deben levantarse por encima del resto de la sociedad.”

Esta información de actualización proviene del website de la BBC. Hasta esta hora no se conoce reacción alguna de parte del Señor Arzobispo, Murphy-O’Connor.