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Santa Marta y sus hermanos, María y Lázaro, eran varios de los seguidores de Jesús y a quienes el Señor les tenía especial afecto y cariño.
En el hogar de Marta, María y Lázaro, siempre había una habitación lista y bien arreglada para recibir al Divino Maestro, cualquier día a la hora en que llegara.
Famosa se ha hecho la escena que sucedió un día en que Jesús llegó a Betania con sus doce Apóstoles. Marta corría de allá para acá preparando los alimentos, arreglando las habitaciones, llevando refrescos para los sedientos viajeros.
Jesús como siempre, aprovechando aquellos instantes de descanso, se dedicó a dar sabias instrucciones a sus discípulos. El estaba sentado, y los demás atentísimos, acomodados en el suelo, escuchaban.
Allí, en medio de todos ellos, también en el suelo, estaba María, la hermana de Marta, extasiada, oyendo tan formidables enseñanzas.
De pronto, Marta se detiene un poco en sus faenas y acercándose a Jesús le dice con toda confianza: "Señor, ¿cómo te parece que mi hermana me haya dejado a mí sola con todo el oficio de la casa? ¿Por qué no le dices que me ayude un poco en esta tarea?".
Jesús, con una suave sonrisa y tono bondadoso, le responde: "Marta, Marta, te afanas y te preocupas por muchas cosas. Sólo una cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, la que no le será quitada".
Marta entendió la lección, y arremangándose el delantal, se sentó también allí en el suelo para escuchar las divinas instrucciones del Salvador.
Ahora sabía que todos los afanes materiales no valen tanto como escuchar las enseñanzas que vienen del Cielo y aprender a conseguir la eterna salvación.
Bogotá, Colombia - Que Nuestro Señor Jesucristo te bendiga hoy y siempre y tu conversión sea cada día en mayor profundidad en Cristo Jesús te deseamos toda tu familia.
Cali, Colombia (1976) - A mi hijo que está radicado en Bogotá, y que acaba de terminar una especialización en "Creación multimedia, y trabaja en "Terra", le deseo que continúe recibiendo las bendiciones del Altísimo, que le han permitido irse posicionando poco a poco, tras su salida de Cali hace un poco más de un año.
La Paz, Bolivia (1964) - Debo agradecer a Dios por permitirme ver la luz todos y cada uno de los días de mi vida y pedirle me proteja siempre así como a toda mi familia, sobre todo a mi madre que la tengo muy lejos de mi país y pedirle perdón a ella por todas mis fallas y lágrimas que la hice derramar. Dios Padre bendito, gracias por darme la dicha se ver día a día los amaneceres y permitirme estar al lado de mis hijas y mi familia. Solo te pido Señor, cuídame cada día.
San Juan, Puerto Rico - Señor, bendice a mi nietecita en este día. Ella es una niñita muy linda y buena y deseo ponerla al amparo de la Virgen del Rosario para que nunca le falte nada. Dale conversión. Un beso grande de parte de sus papas, hermanitos y abuelos. Amen.
Barranquilla, Colombia (2000) - Señor Jesús, eterno amor, bendícenos y danos tu discernimiento para poder ser el uno para el otro, como Tu eres uno con el Padre para nosotros.
Ordenación Sacerdotal. Aguachica, Colombia (1984) - Actual párroco de San Vicente de Paúl, en Aguachica, Cesar. Es el fundador y primer servidor de nuestra corporación de seglares evangelizadores católicos, denominada Misioneros del kamino, edukadores para la pax.
Queridos hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación para nuestros pecados. Queridos hermanos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo. Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él.
Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros (1 Juan 4, 7-16)
Salmo
Bendigo al Señor en todo momento, / su alabanza está siempre en mi boca; / mi alma se gloría en el Señor: / que los humildes lo escuchen y se alegren. R. Proclamad conmigo la grandeza del Señor, / ensalcemos juntos su nombre. / Yo consulté al Señor, y me respondió, / me libró de todas mis ansias. R. Contempladlo, y quedaréis radiantes, / vuestro rostro no se avergonzará. / Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha / y lo salva de sus angustias. R. El ángel del Señor acampa / en torno a sus fieles y los protege./ Gustad y ved qué bueno es el Señor, / dichoso el que que se acoge a él. R: Todos sus santos, temed al Señor, / porque nada les falta a los que le temen; / los ricos empobrecen y pasan hambre, /los que buscan al Señor no carecen de nada. R.
En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá." Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará." Marta respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día." Jesús le dice: "Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?" Ella le contestó: "Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo."
Oremos a Martha de Betania para que logremos entender que Dios sigue siendo Dios, que Él sigue siendo el Mesías y en Él sigue estando nuestra esperanza. 5 min. 19 seg.
Cristo es quien apresura el tiempo de Dios haciendo que su verdad aparezca en nuestras vidas y nuestra fe se levante por encima del dolor y la decepción. 5 min. 23 seg.
Al recibir a Cristo en tu casa has de recibir a sus servidores y también a los que vienen con Él: los pobres, enfermos, necesitados; si les tiras la puerta en la cara tampoco recibes a Cristo. 4 min. 28 seg.
Pidamos a Santa Martha que interceda para que Dios traiga a nosotros ese don de creer de una manera capaz de superar las pruebas, de vencer la desilusión y la dificultad. 5 min. 1 seg.
Santa Marta mujer de fe es ejemplo para cada uno de nosotros porque acogió y abrió su corazón y su casa a Dios y sus discípulos siendo capaz de servirles. 6 min. 35 seg.
La fe no existe si no está cambiando tu vida, el amor no existe si no está renovando tu corazón. La fe no existe si no te pone en camino, el amor no existe si no te hace caminar. 6 min. 20 seg.
1.1 Hubo una familia en Betania, compuesta, hasta donde sabemos, por tres hermanos: Martha, María y Lázaro. Uno de los aspectos más bellos de esa familia está en Jn 11,5: "Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro". Es muy grato pensar en ese afecto cálido, cercano y puro con que Nuestro Señor regaló a estos hermanos, porque nos hace sentir de una manera casi tangible el amor humano del Hijo de Dios.
1.2 Es hermoso y trae mucha sencillez y alegría al alma pensar en Martha como amiga de Jesucristo. Tal vez esa imagen agradable y cercana matiza un poco la otra imagen, tan frecuente, de Cristo como un profeta ensimismado en su misión trascendente y santísima, sin tiempo ni espacio para cultivar amistad con nadie. Y matiza también la idea de ese Cristo lejano y como aislado en su propia pureza, incapaz de dar amor si no es a través de una rigurosa distribución equitativa, como el que da pan en un campo de concentración.
1.3 Martha, amiga de Jesús: ruega por nosotros. Enséñanos ese rostro tan amable y encantador del "Dios-con-nosotros".
2. Mujer de fe y de esperanza
2.1 Martha de Betania brilla en el evangelio de hoy con el resplandor de una fe vigorosa y cuajada de confianza en el Señor. Tomemos sus propias palabras, y admiremos el don de la fe, concedido por el Único que puede darla.
2.2 "Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora estoy segura de que Dios te concederá cuanto le pidas". Así habla Martha. Está segura del poder de Jesús, y esa certeza no queda destruida ni siquiera por el hecho aparentemente irreversible de la muerte.
2.3 "Sé que mi hermano resucitará en la resurrección del último día". Aquí la fe se funde en esperanza. En efecto, quien conoce cuánto puede Dios, conoce qué puede esperar de él.
2.4 Marta, mujer creyente, ejemplo vivo de confianza en el Señor, ruega por nosotros. Inspira en nuestras almas el don eximio de la fe que vence al mundo, y de la esperanza que no se arredra ante las dificultades.