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San Luis Orione nació en Pontecurone, norte de Italia, el 23 de junio de 1872, el cuarto hijo de Vittorio Orione y Carolina Feltri.
La pobreza y los enormes sacrificios de su familia humilde y trabajadora, experimentados desde edad temprana, y la fe sencilla pero firme transmitida por su madre, fueron moldeando el corazón que Dios preparaba para una gran misión.
Consciente de que el Padre lo llamaba a ser sacerdote, pasó por los franciscanos y más tarde por los salesianos de Turín, donde conoció personalmente a Don Bosco. De él fue discípulo y extrajo gran parte de su formación religiosa, aunque comprendió que no estaba allí su vocación.
Después entró al Seminario de Tortona, donde se formó para ser sacerdote en 1895. Durante esos años fue descubriendo poco a poco lo que Dios le pedía. Primero, reunir a algunos niños de escasos recursos para catequizarlos, y luego, ayudar a estudiar en un colegio, que fue su primera fundación.
Así resultaron ser los comienzos de una Congregación que iba asomando como un sueño envuelto por el manto de la Santísima Virgen. Contenía a hombres y mujeres de distintas nacionalidades en una gran obra, la obra de la Divina Providencia.
De gran corazón, Don Orione se dedicó a socorrer a los más necesitados, ya sea aquellos que fueron víctimas de los terremotos que asolaron Italia a comienzos del siglo veinte, como también a los abandonados de la sociedad de aquella época.
Este mismo espíritu lo trajo a América y particularmente a nuestro país, donde en dos oportunidades, 1921 y 1934, acercó su presencia misionera y solidaria para hacer crecer en Argentina, como ya lo había hecho en Italia, una gran familia que testimonia a Jesucristo a través de obras de misericordia.
Éstas últimas fueron: - Cottolengos y hogares para discapacitados; - Centros para niños en riesgo y abandonados; - Escuelas; - Parroquias y capillas, - Misiones.
Su entrega total a Dios y a los hombres la llevó hasta el último momento de la vida. Cuando supo que Dios lo llamaba, también allí respondió con prontitud. Jesús, Jesús, Jesús, voy, fueron sus últimas palabras aquel 12 de marzo de 1940 en San Remo, Italia.
Hoy, la Familia Orionita se extiende en una treintena de países y constituye a través de laicos, religiosos, religiosas y sacerdotes, una importante presencia eclesial que continúa el camino marcado por el Fundador: hacer que Cristo esté presente en todas las cosas: Instaurare omnia in Christo (véase Carta a los Efesios 1,10).
Es beatificado por Juan Pablo II el 26 de octubre de 1980, y canonizado el 16 de mayo de 2004 por el mismo Papa.
Algunos datos biográficos:
1872 ; 23 de junio: nace en Pontecurone, Italia, y al día siguiente es bautizado.
1885 ; 4 de septiembre: ingresa al Convento franciscano de Voghera, de donde saldrá al año siguiente a causa de una grave enfermedad.
1886 ; 4 de octubre: entra al Oratorio de Valdocco. Allí conoce a Don Bosco.
1889 ; 16 de octubre: ingresa en el Seminario de Tortona. 1892 ; 3 de julio: inaugura el Oratorio "San Luis", como fruto de su actividad entre los niños y jóvenes.
1893 ;15 de octubre: abre un pequeño colegio en San Bernardino. 1895 ;13 de abril: es ordenado sacerdote.
1899 ; 30 de julio: impone los hábitos a los primeros Ermitaños de la Divina Providencia. 1903 ; 21 de marzo: su Obispo, Monseñor Bandi, le concede la aprobación diocesana a su obra.
1909 ; 4 de enero: viaja a Sicilia para ayudar a las víctimas del terremoto de Messina. Más tarde es nombrado por el papa Pío X como Vicario General de esa Diócesis.
1912 ;19 de abril: emite los votos perpetuos en manos del Papa San Pio X. 1913 ; diciembre: parten los primeros misioneros para Brasil. 1915 ; 29 de junio: funda la Congregación de las Pequeñas Hermanas de la Caridad, y abre el primer Pequeño Cottolengo en Ameno, Italia.
1921 ; 13 de noviembre: llega por primera vez a Argentina procedente de Brasil, y acepta una iglesia en Victoria, provincia de Buenos Aires, en la que encuentra una imagen de la Virgen de la Guardia.
1922 ; 12 de febrero: inaugura oficialmente en Victoria la primera casa en Argentina. 1922 ; 4 de julio: regresa a Italia. 1924 ; 19 de marzo: funda el Pequeño Cottolengo genovés.
1931 ; 29 de agosto: inaugura el Santuario de la Virgen de la Guardia en Tortona. 1934 ; 24 de septiembre: llega por segunda vez a Argentina en ocasión del Congreso Eucarístico Internacional, en compañía del Legado Papal, Eugenio Pacelli, luego Pío XII.
1935 ; 28 de abril: coloca la piedra fundamental del Pequeño Cottolengo Argentino en Claypole. 1937 ; 24 de agosto: regresa a Italia. 1940 ; 8 de marzo: pronuncia sus ultimas Buenas noches en la Casa Madre.
1940 ; 9 de marzo: sale para San Remo. 1940 ; 12 de marzo: oficia su última Santa Misa y envía un último telegrama al Papa. A las 22:45 muere.
1965 ; 10 de marzo: el cuerpo de Don Orione es descubierto y hallado incorrupto. 1980 ; 26 de octubre: es beatificado por el Papa Juan Pablo II.
1984 ; octubre: llega la reliquia de su corazón a la Argentina, para recorrer todas las comunidades. 2000 ; 29 de agosto: arriba definitivamente a la Argentina el corazón de Don Orione, para ser colocado en el Pequeño Cottolengo de Claypole.
El Beato Orione fundó la Pequeña Obra de la Divina Providencia y la Congregación de las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad (1872-1940).
Su beatificación por Juan Pablo II, ocurrió el 26 de octubre de 1980. El 7 Julio de 2003 se promulgó el decreto que reconoce los milagros atribuidos al Beato Luigi Orione.
Asunción, Paraguay - Damos gracias a Dios porque hace 25 años nos bendijo y nos sigue bendiciendo con una hija tan llena de cualidades y de amor al Señor, a mamá María, a nosotros y toda su familia. Te amamos profundamente y gracias por ser como eres!! Que el Señor te bendiga cada día de tu vida y éxitos en tu vida profesional. Tus padres Myriam y Jorge, tus hermanos Claudia, Jorge y Marga y tu sobrino Lucas.
Garzón-Huila, Colombia (1999) - Oraciones para el alma de mi madre y ahora ella está con Dios siempre. La extraño inmensamente pero sé que esta feliz con Él.
San Salvador, El Salvador (2010) - Un encuentro con Cristo, un encuentro con el amor Agape, que cambiara tu vida y la de los tuyos. Mayor informacion 2209-0448 Guillermo Barnica. Grupo Nazareth
En aquellos días, Azarías se detuvo a orar y, abriendo los labios en medio del fuego, dijo: "Por el honor de tu nombre, no nos desampares para siempre, no rompas tu alianza, no apartes de nosotros tu misericordia. Por Abrahán, tu amigo; por Isaac, tu siervo; por Israel, tu consagrado; a quienes prometiste multiplicar su descendencia como las estrellas del cielo, como la arena de las playas marinas. Pero ahora, Señor, somos el más pequeño de todos los pueblos; hoy estamos humillados por toda la tierra a causa de nuestros pecados. En este momento no tenemos príncipes, ni profetas, ni jefes; ni holocausto, ni sacrificios, ni ofrendas, ni incienso; ni un sitio donde ofrecerte primicias, para alcanzar misericordia.
Por eso, acepta nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde, como un holocausto de carneros y toros o una multitud de corderos cebados. Que éste sea hoy nuestro sacrificio, y que sea agradable en tu presencia: porque los que en ti confían no quedan defraudados. Ahora te seguimos de todo corazón, te respetamos y buscamos tu rostro, no nos defraudes, Señor. Trátanos según tu piedad, según tu gran misericordia. Líbranos con tu poder maravilloso y da gloria a tu nombre, Señor."
Acepta nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde (Daniel 3,25.34-43)
Salmo
Señor, enséñame tus caminos, / instrúyeme en tus sendas: / haz que camine con lealtad; / enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R.
Recuerda, Señor, que tu ternura / y tu misericordia son eternas; / acuérdate de mí con misericordia, / por tu bondad, Señor. R.
El Señor es bueno y es recto, / y enseña el camino a los pecadores; / hace caminar a los humildes con rectitud, / enseña su camino a los humildes. R.
En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: "Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?"
Jesús le contesta: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo." El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda.
Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano."
Si cada cual no perdona de corazón a su hermano, tampoco el Padre os perdonará (Mateo 18,21-35)
Sin perdón no subsisten ni las parejas, ni las asociaciones ni los grupos humanos. Pero el perdón es también regalo, porque ante Dios somos finalmente indigentes. Y si la generosidad divina nos perdona, ella no quiere detenerse en nosotros sino seguir perdonando a los que nos rodean. 4 min. 18 seg.
Si perdonar es desatar, entonces para desatarse hay que soltar también a los demás, es decir: perdonar, no como una carga sino como acto de liberación. 6 min. 15 seg.
Para lograr el perdón se debe avanzar por la senda de la compasión, porque el hombre es barro que falla y sobre esa base debemos construir una nueva y mejor historia. 6 min. 22 seg.
El arrepentimiento nos transforma porque podemos recibir nueva vida y verdadera alegría, dándole la gloria, alabanza y servicio a Dios que nos ha amado tanto. 5 min. 34 seg.
La raíz de nuestra dificultad para perdonar está en que llevamos "cuentas" y el único modo de superar ese mal hábito sucede cuando somos inundados por el amor y el poder de Dios. 4 min. 47 seg.
Dios no puede amarnos como hijos sin perdonarnos porque le hemos fallado. Pide perdón y a la vez perdona para que el torrente de amor de Dios fluya en ti y llegue a los otros. 4 min. 39 seg.
El perdón es restauración de la verdadera comunión con Dios y para estar en este estado de gracia he de disponerme a romper toda cadena que me ata al resentimiento y al odio. 6 min. 33 seg.
El perdón empieza a partir de la admiración, del asombro que nos causa tanto perdón junto, que viene de Dios: frente a la abundancia de perdón empezamos a considerar la posibilidad de perdonar. 5 min. 28 seg.
En la medida que comprendemos el porqué de lo que Dios manda le obedecemos con un mayor corazón, mayor convicción, obedecemos como hijos de Dios. 7 min. 22 seg.
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1.1 Hay una situación de extrema indigencia: la de aquel que reconoce su propio límite y admite que ha pecado. Y es en esa situación, precisamente cuando ninguna explicación cabe, en donde brilla con mayor intensidad la verdad del corazón del hombre y la verdad del corazón de Dios. Tal es el cuadro que nos ofrece la primera lectura de hoy: una preciosa joya que muestra el genuino arrepentimiento.
1.2 Verdad del corazón humano, porque la soberbia hizo de este recinto, el corazón, un aula de mentiras que se acostumbró a oírse sólo a sí mismo. Y así enceguecidos, de repente nos estrellamos con la realidad, y entre los añicos de nuestros desastres y catástrofes descubrimos que todo era falso, que nuestra imagen era sólo fachada, que nuestro orgullo tenía bases engañosas, que no éramos tan buenos ni tan justos ni tan agradables como creíamos. Entonces brota como borbotones de sangre la verdad, de la que se ha dicho que duele. Pero lo que duele no es la verdad sino tener que romper tantas mentiras.
1.3 En la auténtica contrición, ese dolor santo de haber pecado, aparece también la verdad del corazón de Dios. El enemigo malo, Satanás, ha querido desde el principio desfigurar el rostro de Dios. Al hablar con la mujer en el Edén empieza por calumniar al Creador: "¿es verdad que Dios les ha dicho que no coman de NINGÚN árbol...?" (Gén 3,1). Esta imagen desfigurada es indispensable para efectos del diabólico proyecto de nuestro enemigo: apenas aparece la verdad de Dios nos arrojamos en sus brazos. Pues bien: las lágrimas de la contrición limpian nuestros ojos para ver el rostro amoroso y perdonador del Dios Eterno.
2. Un perdón inagotable
2.1 ¿Cómo puede Dios perdonar? ¿Cómo puedo yo, cómo puedes tú perdonar? Si llegamos a entender qué es perdonar inmediatamente comprenderemos que todo perdón es por definición infinito, inagotable. Un perdón que se acaba nunca existió.
2.2 Lo más parecido al perdón es la creación. Perdonar no es hacer de cuenta que algo no existió, porque nadie puede luchar para siempre con la verdad del recuerdo que le hiere. Perdonar es crear una relación nueva, es ayudar a alguien a ser nuevo. Se parece mucho a crear. Y el que tiene poder para hacer algo nuevo se llama Dios, y la fuerza con que puede crear pertenece sólo a Él.
2.3 Por eso el perdón es infinito, porque no depende del perdonado sino del perdonador, y como el perdonador es inagotable en su amor y en su poder, no hay límite para el perdón. ¡Aleluya!