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Natural de Tívoli, en el campo de Roma, es hijo de Castino. Le vemos formando parte del clero romano y sucediendo al Papa San Hilario en la Sede de Roma, en marzo del año 467.
Le toca vivir y ser Supremo Pastor en un tiempo difícil por la herejía y la calamidad dentro de la Iglesia, que aparece como inundada por el error.
En Occidente, Odaco se ha hecho dueño de Italia y es arriano como los godos en las Galias, los de España y los vándalos en África. El panorama no es muy consolador. Los ingleses aún están en el paganismo.
Para Oriente no van mejor las cosas, aunque con otros tonos en cuanto a la vida de fe.
El emperador Zenón y el tirano Basílico favorecen la herejía de Eutiques. Los patriarcas han resultado ambiciosos de poder, y las sedes patriarcales son una deseada presa más que un centro de irradiación cristiana. ¡Lamentable estado general de la Iglesia que está necesitando un buen timonel!
El nuevo Papa adopta en su Pontificado una actitud fundamental: atiende preferente al clero. Procura su reforma, detectando el error y proponiendo el remedio con la verdad sin condescendencias que lo acaricien.
Muestra perseverancia firme y tesón férreo cuando debe reprimir la ambición de los altos eclesiásticos.
Modera la Iglesia que está en Oriente, siendo un muro de contención frente a las ambiciones de poder y dominio que muestra Acacio, Patriarca de Constantinopla, cuando pretendía los derechos de Alejandría y Antioquía.
No cedió a las pretensiones del usurpador Timoteo Eluro, ni a las del intruso Pedro, el Tintorero. Defendió la elección canónica de Juan Tabenas como Patriarca de Alejandría frente a las presiones de Pedro Mingo, protegido por el emperador Zenón.
Gobierna la Iglesia que está en Occidente, mandando cartas a otro Zenón, Obispo de Sevilla, encargándole rectitud y alabando su dedicación permanente a la familia cristiana que tiene encomendada.
También escribe a Juan, Obispo de Rávena, en el 482, con motivo de ordenaciones ilícitas: "Quien abusa de su poder", -le dice-, "merece perderle". En el año 475 manda a los Obispos galos, Florencio y Severo, corregir a Gaudencio y privar del ejercicio episcopal a los que ordenó ilícitamente, al tiempo que da orientaciones para distribuir los bienes de la Iglesia y evitar abusos.
En su Diócesis de Roma se comporta como modelo episcopal, entregándose al cuidado de sus feligreses, de tal forma que pareciera que no tuviera en sus hombros a la Iglesia Universal. Aquí cuida especialmente la instrucción religiosa de los fieles, facilita la distribución de limosnas entre los más pobres, y dicta normas para atender primordialmente la administración del bautismo.
Aún tuvo tiempo para dedicar el primer Templo en el Occidente a San Andrés, el hermano del Apóstol Pedro, iuxta sanctam Mariam o iuxta Praesepe, sobre el monte Esquilino.
También convocó un Concilio para explicitar la fe ante los errores que había difundido Eutiques, equivocándose en la inteligencia de la verdad. Porque, en su monofisismo sólo admitía en Cristo la naturaleza divina, con lo que se llegaba a negar la Redención.
Los datos exactos de su óbito no están aún perfectamente esclarecidos, si bien se conoce que fue en el mes de febrero del año 483. Sus reliquias se conservan en Tívoli.
Los contemporáneos del Santo conocieron bien la austeridad de su vida y su constante oración, hasta el punto de afirmar que rezó como un monje y se mortificó como un solitario del desierto. Sin esos medios, su labor de servicio a la Iglesia hubiera resultado imposible.
Miami, Usa - Amado hijo hoy damos gracias a Dios y a su santísima madre la Virgen María, por estos 24 años de vida. Que ellos te sigan bendiciendo, protegiendo y guiando en todo momento. con todo mi amor tu mami, hermana y papá.
Moyobamba-San Martín, Perú (2006) - Que sean muy felices bendecidos e iluminados por el Señor los amamos tus hijas: karen, Adriana, Claudia, Arianita, Camilita y Rosita.
En aquellos días, el Señor le dijo a Samuel: "Llena la cuerna de aceite y vete, por encargo mío, a Jesé, el de Belén, porque entre sus hijos me he elegido un rey." Cuando llegó, vio a Eliab y pensó: "Seguro, el Señor tiene delante a su ungido." Pero el Señor le dijo: "No te fijes en las apariencias ni en su buena estatura. Lo rechazo. Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el corazón." Jesé hizo pasar a siete hijos suyos ante Samuel; y Samuel le dijo: "Tampoco a éstos los ha elegido el Señor." Luego preguntó a Jesé: "¿Se acabaron los muchachos?" Jesé respondió: "Queda el pequeño, que precisamente está cuidando las ovejas." Samuel dijo: "Manda por él, que no nos sentaremos a la mesa mientras no llegue." Jesé mandó a por él y lo hizo entrar: era de buen color, de hermosos ojos y buen tipo. Entonces el Señor dijo a Samuel: "Anda, úngelo, porque es éste." Samuel tomó la cuerna de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. En aquel momento, invadió a David el espíritu del Señor, y estuvo con él en adelante.
El Señor es mi pastor, nada me falta: / en verdes praderas me hace recostar, / me conduce hacia fuentes tranquilas / y repara mis fuerzas. R.
Me guía por el sendero justo, / por el honor de su nombre. / Aunque camine por cañadas oscuras, / nada temo, porque tú vas conmigo: / tu vara y tu cayado me sosiegan. R.
Preparas una mesa ante mí, / enfrente de mis enemigos; / me unges la cabeza con perfume, / y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan / todos los días de mi vida, / y habitaré en la casa del Señor / por los años sin término. R.
Hermanos: En otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor. Caminad como hijos de la luz -toda bondad, justicia y verdad son fruto de luz-, buscando lo que agrada al Señor, sin tomar parte en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien denunciadlas. Pues hasta da vergüenza mencionar las cosas que ellos hacen a escondidas. Pero la luz, denunciándolas, las pone al descubierto, y todo descubierto es luz. Pero eso dice: "Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz."
Levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz (Efesios 5,8-14)
Evangelio
En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. [Y sus discípulos le preguntaron: "Maestro, ¿quien pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?" Jesús contestó: "Ni éste pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios. Mientras es de día, tenemos que hacer las obras del que me ha enviado; viene la noche, y nadie podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo."
Dicho esto,] escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo: "Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado." Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: "¿No es ése el que se sentaba a pedir?" Unos decían: "El mismo." Otros decían: "No es él, pero se le parece." Él respondía: "Soy yo."
[Y le preguntaban: "¿Y cómo se te han abierto los ojos?" Él contestó: "Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, me lavé, y empecé a ver." Le preguntaron: "¿Dónde está él?" Contestó: "No sé."]
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista. Él les contestó: "Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo." Algunos de los fariseos comentaban: "Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado." Otros replicaban: ¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?" Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: "Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?" Él contestó: "Que es un profeta."
[Pero los judíos no se creyeron que aquél había sido ciego y había recibido la vista, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron: "¿Es éste vuestro hijo, de quien decís vosotros que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?" Sus padres contestaron: "Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; pero cómo ve ahora, no lo sabemos nosotros, y quién le ha abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos. Preguntádselo a él, que es mayor y puede explicarse." Sus padres respondieron así porque tenían miedo los judíos; porque los judíos ya habían acordado excluir de la sinagoga a quien reconociera a Jesús por Mesías. Por eso sus padres dijeron: "Ya es mayor, preguntádselo a él."
Llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron: "Confiésalo ante Dios: nosotros sabemos que ese hombre es un pecador." Contestó él: "Si es un pecador, no lo sé; sólo sé que yo era ciego y ahora veo." Le preguntan de nuevo: ¿Qué te hizo, cómo te abrió los ojos?" Les contestó: "Os lo he dicho ya, y no me habéis hecho caso; ¿para qué queréis oírlo otra vez?; ¿también vosotros queréis haceros discípulos suyos?" Ellos lo llenaron de improperios y le dijeron: "Discípulo de ése lo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ése no sabemos de dónde viene." Replicó él: "Pues eso es lo raro: que vosotros no sabéis de dónde viene y, sin embargo, me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que es religioso y hace su voluntad. Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un ciego de nacimiento; si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder."]
Le replicaron: "Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?" Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: "¿Crees tú en el Hijo del hombre?" Él contestó: "¿Y quién es, Señor, para que crea en él?" Jesús les dijo: "Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es." Él dijo: "Creo, señor." Y se postró ante él.
[Jesús añadió: "Para un juicio he venido ya a este mundo; para que los que no ve vean, y los que ven queden ciegos." Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le preguntaron: "¿También nosotros estamos ciegos?" Jesús les contestó: "Si estuvierais ciegos, no tendríais pecado, pero como decís que veis, vuestro pecado persiste."]
David es el gran ungido en el Antiguo Testamento. Su unción indica no sólo la elección sino sobre todo la presencia divina que le acompaña y guía. Nuestro ungido, nuestro Cristo, es Jesús de Nazareth, y reconocerlo a él es salir de la ceguera. 4 min. 21 seg.
Los fariseos se extrañan de que Jesús logre algo más allá de los límites estrechos que ellos le han puesto a Dios, que para ellos es el Dios de la ley solamente. La verdad es que Cristo revela un Dios siempre mayor. 30 min. 3 seg.
Evalúa lo que has recorrido en la Cuaresma y pregúntate: ¿Qué me estoy perdiendo? ¿Qué es lo que no he visto en mi vida? ¿A qué he permanecido ciego? 6 min. 42 seg.
Todos somos ?ciegos de nacimiento? porque hay cosas que nosotros por naturaleza no alcanzamos entender pero Jesús con toca nuestros ojos para abrirnos a la gracia y a la bendición. 5 min. 16 seg.
Que hoy sea el día en que nuestros ojos se lavan de los maltratos, insultos, desprecios recibidos, para poder apreciar y agradecer lo que Dios ha hecho en nosotros. 5 min. 29 seg.
Los domingos tercero, cuarto y quinto de Cuaresma nos presentan un camino de fe porque Cristo es quien nos da el agua viva, la luz verdadera y la vida nueva. 20 min. 38 seg.
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1.1 Las lecturas de hoy nos presentan a Jesucristo como el ungido, el nuevo David, el rey colmado tanto de poder como de bondad. Su ministerio es arrancarnos de las tinieblas, sanar nuestra ceguera, regalarnos nueva luz.
1.2 Las lecturas tienen su aplicación práctica en las consignas que nos da el Apóstol en la segunda lectura de hoy: "Caminen como hijos de la luz. Toda bondad, justicia y verdad son frutos de la luz. Busquen lo que agrada al Señor, sin tomar parte en las obras estériles de las tinieblas." Esto, que es la estrategia central de nuestra Cuaresma en este ciclo litúrgico, bien merece convertirse en propósito para la vida entera, porque si lo pensamos bien, la Cuaresma es a la Pascua como esta vida es a la eternidad junto a Dios.
2. El Señor mira los Corazones
2.1 David fue elegido gracias a la mirada de Samuel que supo ir más allá de las apariencias. Podemos bien decir que Samuel tenía una "luz" de la que carecía el común de la gente y que con esa luz pudo ver las cosas un poco a la manera de Dios. Por eso rechazo lo que parecía evidente y se inclinó por el candidato que nadie hubiera pensado, el menor de los hijos, David, que ni siquiera era contado como hijo, porque recibía tratamiento de siervo y cuidador de rebaños.
2.2 Es interesante que la Biblia haga un elogio de la belleza de David. No es cosa frecuente en la Escritura ensalzar el aspecto físico de nadie y no se ve al principio qué relación pueda tener esta gallardía con las tareas más bien guerreras y de gobierno que pronto tendrá que asumir este pastorcillo.
2.3 Pero hay algo ahí: la hermosura, señal de armonía y de salud, habla también de un corazón que transparenta algo interior, tanto más notable porque no lo esperaríamos en uno que ha llevado vida de peón y que además ha sido relegado por su propia familia. Mas David no está lleno de recelo o resentimiento: su corazón está en otras cosas; al parecer, él sabe remontarse por encima de lo exterior y también tiene algo de la luz del profeta que mira más allá de las apariencias. Esas dos miradas se encuentran y Samuel pronuncia el veredicto de parte de Dios: "¡éste es!"
3. "Yo soy la Luz del Mundo"
3.1 El evangelio de hoy puede leerse en versión abreviada o completa; proviene del capítulo 9 del evangelio según san Juan. Sinceramente creo que vale la pena mirar el texto largo que contiene la frase fundamental de Cristo, "Yo soy la Luz del Mundo," la cual no está en la versión breve.
3.2 El proceso que vive este ciego "de nacimiento" es toda una parábola en sí mismo; es un camino que nos permite revisar nuestra propia historia porque "de nacimiento" no nos viene la luz que necesitamos para tener vida eterna. La analogía es mucho más estrecha si tomamos el elemento de la piscina en que el hombre se lava y que viene a ser como una imagen entonces del bautismo que nos ha concedido tener la luz de la fe.
3.3 Es interesante revisar la actitud de los fariseos. Ellos ven con claridad que ha habido un milagro pero no dan el paso a reconocer que ese milagro signifique algo. Esto es importante porque nos ayuda a diferenciar el milagro y su significado: bien se ve que lo segundo es lo fundamental.
3.4 Ahora bien, ellos no quieren reconocer que Cristo revele nada porque están a gusto con lo que ven y conocen. Sienten que "ven" y por eso, como lo denuncia el mismo Cristo, permanecen en su ceguera. De donde comprendemos que la Cuaresma implica ver muchas cosas pero sobre todo ver que no lo vemos todo y que necesitamos de la Luz de Cristo para ver en realidad.