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Durante el siglo XVI y los siguientes, el pueblo del Vietnam escuchó el mensaje evangélico predicado en primer lugar, por misioneros pertenecientes a diferentes Órdenes religiosas.
El pueblo vietnamita recibió la predicación de los misioneros con gran piedad y alegría. Pero, no tardó en sobrevenir la persecución.
Durante los siglos XVII, XVIII y XIX, muchos vietnamitas fueron martirizados, entre los cuales se cuentan obispos, presbíteros, religiosos y religiosas, catequistas de uno y otro sexo, hombres y mujeres laicos de distintas condiciones sociales.
Ordenación Sacerdotal. Garzón, Pitalito, Gigante, Colombia - Muchas felicitaciones hermanos sacerdotes. Dios me los siga asistiendo en esta entrega. Samuel Chávarro Collazos
Yo, Juan, miré y en la visión apareció una nube blanca; estaba sentado encima uno con aspecto de hombre, llevando en la cabeza una corona de oro y en la mano una hoz afilada. Del santuario salió otro ángel y gritó fuerte al que estaba sentado en la nube: "Arrima tu hoz y siega; ha llegado la hora de la siega, pues la mies de la tierra está más que madura." Y el que estaba sentado encima de la nube acercó su hoz a la tierra y la segó.
Otro ángel salió del santuario celeste llevando él también una hoz afilada. Del altar salió otro, el ángel que tiene poder sobre el fuego, y le gritó fuerte al de la hoz afilada: "Arrima tu hoz afilada y vendimia los racimos de la viña de la tierra, porque las uvas están en sazón."
El ángel acercó su hoz a la tierra y vendimió la viña de la tierra y echó las uvas en el gran lagar del furor de Dios. Pisotearon el lagar fuera de la ciudad, y del lagar corrió tanta sangre, que subió hasta los bocados de los caballos en un radio de sesenta leguas.
Ha llegado la hora de la siega, pues la mies de la tierra está más que madura (Apocalipsis 14, 14-19)
Salmo
Decid a los pueblos: "El Señor es rey, / él afianzó el orbe, y no se moverá; / él gobierna a los pueblos rectamente." R.
Alégrese el cielo, goce la tierra, / retumbe el mar y cuanto lo llena; / vitoreen los campos y cuanto hay en ellos, / aclamen los árboles del bosque. R.
Delante del Señor, que ya llega, / ya llega a regir la tierra: / regirá el orbe con justicia / y los pueblos con fidelidad. R.
En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: "Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido."
Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?"
Él contestó: "Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien: "El momento está cerca", no vayáis tras ellos.
Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico.
Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida."
Luego les dijo: "Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.
Aunque las enseñanzas heterodoxas y las vidas exitosas de los malvados producen confusión al final resplandece la verdad de Dios y da a cada quien lo suyo. 4 min. 39 seg.
La cosecha es el tiempo de hacer ver la verdad. Pero antes de la cosecha "de la justicia" hay una cosecha "de misericordia" por la evangelización. 60 min. 28 seg.
Al mismo tiempo que nuestros pecados y rebeldías se acumulan y dan frutos de maldad, el bien que sembramos da frutos de bondad, preparando la victoria definitiva de Nuestro Señor Jesucristo. 5 min. 0 seg.
Ha habido extremos en la manera de hablar de la "ira de Dios": para unos, era un instrumento de control de conciencias, a base de miedo; para otros, es una expresión culturalmente condicionada que hoy en realidad no dice nada. El punto de equilibrio parece estar es reconocer la gravedad creciente del pecado, que necesariamente tendrá su desenlace en conflictos de seriedad cada vez mayor, sin que eso limite ni el poder ni la sabiduría ni la infinita misericordia de Dios. 23 min. 33 seg.
¡Es momento de decidir! Pregúntate de qué lado quieres estar, qué es lo que está madurando y creciendo en ti porque no va a ser para siempre el estado de confusión actual. 6 min. 33 seg.
Nuestros actos y pecados tienen consecuencias no sólo en el nivel material ni superficial sino en el nivel profundo de las consecuencias eternas. 6 min. 18 seg.
Jesús fue obediente al Padre y se ?deconstruyó? en su pasión y muerte dejando a la vista lo terrible del pecado y resucitando le dio gloria al Padre, reflejando su misericordia y eterno amor por nosotros. 7 min. 16 seg.
Dios nos da su misericordia en este tiempo para movernos a reflexionar y hacer un balance de nuestra existencia, para descubrir cuánto debemos enmendar y empezar a vivir mejor. 7 min. 39 seg.
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1.1 La historia humana tiene una dirección; apunta a un desenlace. Esto, que puede parecernos natural a los creyentes, no fue conocido ni creído por la mayor parte del mundo antiguo. El hombre, individualmente considerado, o la sociedad humana, vista en su conjunto, era para los antiguos como un corcho que flota en las aguas de un océano sin ribera. Un corcho que se mueve pero no avanza. Para nuestra fe es esencial una afirmación: la historia avanza. En nuestros días y en nuestra propia vida hay algo que está madurando. Llegará la cosecha.
1.2 El Apocalipsis anuncia la llegada de la cosecha. Es el tiempo de la verdad; el tiempo para ver, no las hojas de las palabras, sino los frutos de las obras, según la expresión de Santa Catalina de Siena. La verdad aparece, todo engaño queda atrás, ninguna disculpa, ninguna retórica, ninguna publicidad es necesaria ni es posible: el trigo ha madurado.
1.3 Cosecha de trigo y cosecha de uvas. Si Israel fue llamada "viña de Dios" (Is 5,1ss; Mt 21,33ss), es porque hay un fruto que se espera. Una cosecha que se vuelve vino de fiesta o libación para el sacrificio. La imagen vigorosa de la hechura del vino nos impacta: hay que despedazar las uvas, exprimirlas, sacar su sangre, para que en esa sangre aparezca la verdad de la cosecha. Sólo en la sangre de las uvas se sabe qué había en la viña. También el pueblo de Dios ha de prepararse a ser oprimido y vejado como esas uvas, porque en su sangre, semejante a la del Cordero Degollado, aparece su verdad más profunda. Los estudiosos ven en la espantosa medida de sangre (cerca de 300 kilómetros) un modo de indicar una matanza que cubriría la extensión entera de Palestina. Nadie escapará.
2. Una construcción en ruinas
2.1 Las palabras del Señor en el evangelio de hoy anuncian de otro modo una devastación comparable: del hermoso templo, reconstruido con tanto esfuerzo, no quedará "piedra sobre piedra". Aún el acto elemental de unir dos bloques de piedra tendrá que someterse al escrutinio devastador de aquel día de la verdad desnuda.
2.2 Estas palabras, sin embargo, no son una invitación al pánico. Cristo nos quiere despiertos y capaces de discernir; no ebrios de miedo, pues también esta ebriedad, como la del licor o la de las preocupaciones, hace incapaz de percibir los "signos de los tiempos". El Señor da por adelantado las señas precedentes, para que nadie lea desde el rasero de sus propios problemas, o su capacidad sicológica de aguante, el lenguaje de Dios en la historia. Su palabra no depende del tamaño de nuestro miedo sino del tamaño de su designio, en el que se conjugan amor, sabiduría y poder.
3. Comer de la Cosecha
3.1 El Apocalipsis nos habla del trigo maduro y de la última vendimia. Trigo para el pan; uvas para el vino. ¿Cómo no recordar aquella noche última en que el Cuerpo del Señor y su Sangre fueron ofrecidas como banquete último? Él mismo dijo: "de ahora en adelante no beberé del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios" (Lc 22,18).
3.2 Es posible que el sosiego del templo nos engañe. Tal vez podemos olvidar el torrente de violencia humana y de piedad divina que entran en juego cada vez que celebramos el Santo Sacrificio. El Pan que comulgamos palpita de gracia, y la Copa arde de amor.